Por: Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Por dos días consecutivos, en un largo recorrido desde las cercanías del Aeropuerto Oscar Arnulfo Romero hasta las oficinas de la presidencia de la República, hubo una marcha los días 9 y 10 de diciembre pasado.
Los marchantes fueron familiares de presos y perseguidos políticos y familiares de presos acusados sin fundamento y mantenidos en la cárcel bajo el régimen de excepción y que sus familiares alegan inocencia.
El propósito de la marcha fue exigir al gobierno la libertad de sus familiares para poder tener, como es deseable, una navidad en familia, en unión de sus seres queridos. Esto sería un acto de justicia, y es lógico que la petición sea hecha a la presidencia de la República, pues es conocido que el sistema judicial ha perdido mucho de su independencia y, más bien, los jueces y fiscales actúan siguiendo una agenda política, marcada desde quienes gobiernan el país.
Muchos de los detenidos sin fundamento han pasado ya dos navidades alejados de la familia. Es doloroso darse cuenta cómo los familiares luchan para llevar a los centros penales el dinero o los paquetes para cubrir la alimentación, la vestimenta y la higiene, y al mismo tiempo carecen de la oportunidad de ver a sus familiares.
La visita familiar, el derecho a la defensa y, en consecuencia, la visita de los abogados defensores, sean estos privados o de la Procuraduría General de la República. Sin embargo, estos defensores están sin comunicación con los detenidos.
Más grave aún es saber que muchos tienen orden de libertad y la administración de centros penales incumple esas resoluciones.
La problemática de derechos humanos, derechos políticos sociales y económicos, es que son violados por las autoridades que deberían ser las primeras en cumplirlas, no solo porque son derechos constitucionales, sino también porque los tratados internacionales suscritos por el país reconocen el derecho a la defensa, derechos a la comunicación con los familiares, derecho a un debido proceso y a la libertad.
No queremos otra navidad con presos inocentes, no hay otro camino que no sea la unidad, afirmaron en el final de la marcha. Somos pobres, venimos de territorios pobres, pero con documentos en mano demostramos que de quienes pedimos libertad son personas inocentes, afirmó uno de los líderes del Bajo Lempa.
Hicieron evidente el conocimiento de la crueldad que viven las personas detenidas en los centros penales y que padecen enfermedades graves o de quienes han salido con evidentes señales de tortura. Muchos familiares portaban la fotografía de sus familiares, algunos detenidos desde hace 32 meses.
La marcha fue recibida con cordón policial de fuerzas antimotines, aun así lograron entregar la petición de los manifestantes.
Voceras de COFAPPES hicieron ver que han entregado la nomina de detenidos como presos políticos y también de víctimas del , que tienen pruebas de arraigo y de su inocencia.
Vivos se los llevaron, vivos los queremos, son inocentes, no delincuentes, gritaban los familiares participantes en la marcha. MOVIR, COFAPPES, pobladores del Bajo Lempa que tienen familiares detenidos fueron los artífices de esta demostración de lucha con dignidad, con la exigencia de libertad antes de navidad.
Es el casi final de un año en el que las calles han sido escenario de reclamos por la medicina amarga que vive nuestro pueblo, especialmente las familias más pobres, es el tiempo en que se apela al humanismo, a la fe cristiana, a los deseos de cosas buenas para la familia, para la comunidad y para nuestra sociedad.
La prisión sin causa es una de las heridas más graves al tejido social causada por un régimen político que ha demostrado desprecio a la Constitución y a los derechos de las personas y, en consecuencia, la protesta, la denuncia y la exigencia es la respuesta que el pueblo pobre y digno tiene para demandar el fin de esa herida, que impide la alegría y el goce de miles y miles de familias en nuestra patria.
A quienes tuvieron el coraje de marchar por las carreteras desde el departamento La Paz y atravesar San Salvador, merecen el respeto y que unamos nuestras voces a su exigencia de UNA NAVIDAD SIN PRESOS POLÍTICOS, UNA NAVIDAD SIN PRESOS INOCENTES.