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Nayib Bukele: ¿el elegido para impulsar una nueva forma de hacer política en el país?

Katya Castillo

En la medida que avanzaba el pasado 19 de agosto, pilule and el rumor de que el actual Alcalde de Nuevo Cuscatlán sería nombrado oficialmente como candidato a la Alcaldía de San Salvador por parte del FMLN, cialis se fue desvaneciendo para convertirse en una realidad.

De manera inmediata a la oficialización de la candidatura, las personas usuarias de las redes sociales fueron expresando sus diversas posturas y críticas al respecto, tan contagiosa fue la noticia que en pocas horas fue la más leída y compartida en algunos medios de comunicación digital. Y no es para menos. En tan sólo cuatro años de participación en la política salvadoreña, Nayib Bukele ha logrado construir una imagen innovadora, integral y exitosa de gestión municipal: tomando en cuenta las necesidades básicas de la población de Nuevo Cuscatlán, pero sin perder de vista el apremio para generar condiciones que hagan posible la inversión local y regional, ineludibles para el desarrollo, el crecimiento económico y la superación de la pobreza de un municipio.

En la conferencia de prensa realizada ayer por la noche para hablar de su candidatura, Nayib Bukele dirigió un discurso progresista, sin tintes políticos partidarios y expresando en más de una ocasión la necesidad de transformar la manera de hacer política en el país y haciendo énfasis en que los principales agentes transformadores de la realidad salvadoreña no son los políticos, sino la  ciudadanía misma. Se trató, a mi juicio, de un discurso atinado, esperanzador y lleno de sensibilidad humana. Por ejemplo, al referirse al único homicidio ocurrido en Nuevo Cuscatlán durante su gestión, individualizó a la víctima como ser humano valioso y no como una estadística más, de las que a diario publican las autoridades y los medios de comunicación.

Respecto al discurso, en las redes sociales algunos hablan que “se trata de un discurso más, lleno de palabras bonitas como lo hacen la mayoría de personas que quieren llegar a ocupar un cargo político estratégico”. Sin embargo, el ahora candidato por la Alcaldía de San Salvador, tiene una carta de presentación diferente que se basa en resultados verificables y tangibles para la población que ya ha sido beneficiada con sus proyectos e iniciativas que le apostaron a la educación, a la utilización de la tecnología y a la atracción de inversión.

Quizá haya un fuerte desencanto para la población que lo eligió como Alcalde del nuevo municipio modelo, por considerar su decisión como un acto de irresponsabilidad y de incoherencia. Pero desde mi punto de vista no todo puede ser tan malo tomando en cuenta que ya ha delegado a una mujer idónea para darle continuidad a sus proyectos e iniciativas, precisamente porque ella ha sido una de las piezas claves que han permitido el éxito de la gestión municipal en Nuevo Cuscatlán.

Criticarlo resultará fácil, pero también es difícil restarle créditos a Bukele por el hecho de haber asumido un desafío mucho mayor. San Salvador tiene, evidentemente, mayor diversidad de realidades y problemáticas complejas de las que él pudo haber enfrentado en Nuevo Cuscatlán. Pero de una u otra manera se percibe también que cuenta con las herramientas, la energía y el potencial para lograr cambios positivos en la capital.

No siendo suficiente esa tremenda responsabilidad, el político joven e influyente se adjudicó públicamente más retos. Habló de su decisión como un instrumento para provocar un cambio en la forma de hacer política en El Salvador, que sea capaz de romper los esquemas de fidelidad a las ideologías políticas partidarias existentes, poniendo en el centro de todo a la población flagelada por las diversas problemáticas que le aquejan; y que sea capaz, de motivar a participar en la política a todas aquellas personas “jóvenes de corazón” (como él les llamó) que tienen el talento, el potencial, la vocación de servicio y la profunda convicción de aportar a la construcción de un país mejor del que tenemos en la actualidad.

Sin duda la candidatura de Nayib Bukele ha generado numerosas expectativas y críticas, a favor o en contra. Nadie tiene certeza de que él sea la panacea para cambiar la forma tradicional del quehacer político en El Salvador. Eso sólo el tiempo lo dirá. Lo que sí pueden considerar los ciudadanos capitalinos, es otorgarle el beneficio de la duda a una persona que a través  de su trabajo ya ha logrado cambiar algunas realidades o esquemas en el estilo de hacer política en el país y en el estilo de gestión municipal.

Bukele sabe que no es “el elegido exclusivo” para impulsar una nueva forma de hacer política en el país, él sabe que es tarea de todos, y en especial, que es una responsabilidad suprema de nosotros las personas jóvenes. Es bajo nuestro compromiso individual que queda el trabajo de fortalecernos y educarnos más para poder participar en la política de una mejor manera, para construir y ejercer una ciudadanía diferente, más exigente, pero sobre todo, más consciente y propositiva. Ya, desde hace mucho, Monseñor Romero expresaba esta idea mucho mejor:

“Que se capacite a los niños y jóvenes a analizar la realidad de su país. Que los prepare para ser agentes de transformaciones, en vez de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hacen desconocer la realidad (…). Lo primero que debe buscar una educación es encarnar al hombre en la realidad, saberla analizar, ser críticos de su realidad. Una educación que sea para una participación política, democrática, consiente. Esto, ¡Cuánto bien haría!”. (Homilía del 30 de abril de 1978).

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