Wilfredo Mármol.
Psicólogo salvadoreño.
El pasado 1 de mayo de 2015 llegó la luz a la ciudad de San Salvador, medicine y llega para quedarse.
Un fenómeno político con verdadero rostro humano, healing diáfano, fresco, lúcido, de visión emprendedora-porque sabe de eso desde la niñez- de profunda formación teórica y política al servicio del bien común que estila amor incondicional a su pueblo a través de todas sus actuaciones, marcada honestidad, con vocación de servicio, su nombre Nayib Bukele.
Fenómeno político cualificado, diferente al quehacer político tradicional, caracterizado por “chanchullos”, confrontaciones innecesarias basadas en la rumorología, golpes a espaldas y subterráneas escudadas en orquestas mediáticas e interesadas, donde la ética profesional carece de los más elementales principios, de las enseñanzas parvularias de la academia de las comunicaciones.
Estamos a las puertas de un liderazgo, que llega empeñado de hacer cosas necesarias, ineludibles, imprescindibles para el anhelo de futuro en el océano de la desesperanza, y lo que es mejor aún ha iniciado su gestión contraviniendo las formas clásicas de hacer las cosas, el Alcalde lo hace de cara a la población, sin actitudes revanchistas ni reproches contra nadie, como lo anunciara Gandhi, “No hay que apagar la luz del otro, para lograr que brille la nuestra.”
Lo ha dejado suficientemente claro cuando afirma “El dinero alcanza, si nadie se lo roba.” La gestión municipal de San Salvador se encuentra a punto de alcanzar los primeros 120 días de ejercicio y las transformaciones son evidentes, hablan por sí mismas, una avalancha de transformaciones se hace sentir en la percepción ciudadana, en correspondencia a lo señalado por el Salvadoreño Mihuelozac: “Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida, no es el fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo.”
Vista así las cosas, es importante enumerar algunas acciones que fueron promesas y hoy por hoy son realidades en el espacio de la capital salvadoreña. Veamos.
Se ha asegurado de cara a la población capitalina que en el programa “una obra por día”, se han invertido 3,7 millones de dólares. Una suma nada despreciable y los capitalinos lo valoran sobremanera, ya se ejecutan obras en las comunidades que sí lo ameritan y sin color político que influya. “Las necesidades no tienen color político”, dijo una señora de la Comunidad El Coro Quiñones. En la actualidad se contabilizan 52 obras comunitarias, de mil obras proyectadas al 2018.
Una experiencia comunitaria de vida. En la entrega de aparatos auditivos que realizara recientemente el Alcalde Municipal, se conoció una anécdota muy sentida. “Una madre a punto de dar a luz decidió esperar hasta recibir su aparato auditivo, debido a su problema de oído y escucha, luego que le fue colocado el aparato fue llevada emergentemente al Hospital Nacional de la Mujer, afortunadamente su cría nació sin complicaciones. Días después, al consultársele porqué se arriesgó en la espera, la nueva madre dijo sin disimulo alguno: “quería escuchar el primer llanto de mi hijo, y lo logré, fue algo bello, un gran regalo que le agradezco a Dios y a Nayib”
Por otro lado, la entrega de becas a jóvenes de escasos recursos son también una realidad que ayer eran una promesa.
El tema de la seguridad, es quizás una de las áreas más emblemáticas y esperadas, se ha anunciado la inversión en un primer momento de $ 1,2 millones por medio de la distribución de más de 120 cámaras de video vigilancia en el centro histórico, en coordinación de la PNC y el CAM, con una capacidad de reconocer rostros, detalles vehiculares, seguimiento a movimientos en las calles y avenidas de la ciudad, lográndose la prevención, a la fecha, de un buen número de ilícitos y sobre todo de vidas humanas. No ha pasado desapercibida la inversión de al menos 600 mil dólares, para la mejora de las condiciones laborales del recurso humano que labora para el Cuerpo de Agentes Municipales (CAM), para la adquisición de equipo y armamento, una contribución sustantiva en la seguridad capitalina.
La estabilidad laboral reflejada en leyes laborales no es letra muerta o cantos de sirena para la municipalidad capitalina, a diferencia de Alcaldías donde los trabajadores-hombres y mujeres- han sido destituidos por razones políticas. El derecho al trabajo es parte del texto constitucional que anuncia en el Art. 52 “Los derechos de los trabajadores (as) son irrenunciables” el trabajo debe ser respetado, pues de ello depende la estabilidad de las familias. El Alcalde Nayib Bukele ha sido garante y verás.
Antes de las vacaciones de las fiestas agostinas se anunció la disminución de las tasas municipales. Al regreso a las actividades laborales, Nayib Bukele hizo realidad el acuerdo municipal: 7 mil familias de escasos recursos económicos serán exoneradas del pago de tasas municipales, una verdad palpable que camina en el sentir ciudadano, no así en los principales encabezados de la prensa escrita, radial y televisiva que continúan empeñados en dimensionar una agenda alejada del anuncio de las buenas nuevas capitalinas. Sin embargo, lo que está a la vista no necesita anteojos, dice el dicho popular.
Proyectos de iluminación, convenios con instituciones para el beneficio de la niñez y la juventud, remodelación de plazas y parques, entre otras obras concretas a la mirada ciudadana en casi 120 días de trabajo coherente, y aún falta mucho por hacer.
En una ocasión reciente, Diario Co Latino publicó palabras del Alcalde Nayib Bukele, donde afirma: “La realidad es que se ha puesto a San Salvador en el camino de progresar y cambiar social y artísticamente, es decir hemos hecho tanto y solo llevamos tres meses, por lo que estamos seguros que no solo vamos a cumplir nuestras promesas, sino hasta las vamos a sobrepasar.”
Por lo que es evidente, se auguran obras culturales que pondrán al descubierto el alma del pueblo por medio de la expresión artística, haciendo sentir la necesidad de proyectar certámenes de fotografías del actual San Salvador y de ser posible el lanzamiento a nivel internacional de sus escritores, sean narradores, poetas, historiadores. La hora de trascender las fronteras patrias ha llegado, hay material humano suficiente que necesita ser dimensionado en otras latitudes. Este sería un legado, luego de años de abandono de la producción literaria de altura y la proyección del surgimiento de letras emergentes acompañando a escritores y escritoras de renombre, y vaya que son muchas. La Secretaría de Cultura de la Ciudad de San Salvador es una realidad ya emprendida por don Nayib Bukele.
La semana anterior tuve la ocasión de intercambiar con dos escritores salvadoreños; uno de ellos el emblemático e integrante del Colectivo Poético Piedra y Siglo, formado en el año 1966, me refiero a Rafael Mendoza, quien exteriorizaba en medio de la tertulia, “… uno de los aportes más importantes que podría legar Nayib Bukele a la sociedad capitalina y salvadoreña sería la de publicar la obra completa de don Alberto Masferrer, imaginar a estudiantes en las escuelas públicas, teniendo espacios de lectura, reflexión, o certámenes de oratoria basados en la obra de Masferrer, sería como reencontrar valores que guíen el futuro de la patria, entre otros por supuesto” enfatizo el reconocido hombre de las letras; al igual que un joven escritor salvadoreño, cuya obra ha sido reconocida en uno de los premios más prestigiosos de la lengua española, quien propone la necesidad de acuñar acciones concretas que dejen huella y constancia en el quehacer cultural que encabeza el actual alcalde municipal, por decir algo: “La tradición de viernes poéticos literarios al final de cada mes” y editar dicho esfuerzo en literatura para tener acceso a la producción literaria.
No hay duda, los primeros 120 días de gestión del Alcalde Nayib han despertado el interés y devuelto la esperanza de la posibilidad de construir cosas grandes, diferentes y dan el mensaje que la lucha por un país diferente continua.
Por lo visto el pueblo capitalino a 120 días de gestión municipal ha ejercido sabiduría y la propuesta política está en camino, tal y como lo demuestra el retorno del auténtico nombre a la Calle San Antonio Abad, una realidad manifiesta y sentida por el imaginario colectivo capitalino que sigue caminando por la vereda de nuevas formas de hacer política de la mano con la verdad y la justicia en la persona de su Alcalde Municipal, quien por lo visto ha tomado en consideración el pensamiento popular:
“El que escucha al pueblo,
Oye a Dios,
Aplaca la ira
Y Fortifica la democracia.”
Por las presente y futuras generaciones salvadoreñas, ojala y en todos los sectores de la vida nacional, incluyendo a la clase política, se tome el ejemplo del alcalde Nayib, en el entendido que la buena promesa, es aquella que se cumple.