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Nayib pierde más apoyos

Fredis Pereira

Las encuestas revelan que Nayib está perdiendo seguidores. Pese a estar liderando las opiniones favorables, según los datos de CID Gallup, Nayib cayó desde el 74% en su popularidad hasta el 38%; lo que significa perder en menos de 3 meses cerca del 50% del apoyo declarado por los ciudadanos. ¿Qué está pasando? Parece que cada día más ciudadanos retiran el apoyo a Nayib, descubren que representa más de lo mismo, observan que Nayib siguió los pasos de otros políticos como Will Salgado, quien ha cambiado de partido según sus ambiciones electorales, solo que Nayib lo hizo más rápido. Esta pérdida de seguidores está llevando a buscar endoso de apoyo público de líderes de otros políticos.

Los discursos de Nayib criticando ferozmente a los partidos políticos han pasado a la historia. Son palabras vanas, como promesas de un político del montón, que dice cualquier cosa para conseguir el poder. Para desgracia de Nayib, la gente sigue recordando cuando dijo que nunca lo verían en las filas de GANA, cuando conectaba así con el deseo de la gente: encontrar algo nuevo en la política salvadoreña.

El tiempo ha demostrado que Nayib carece de carácter para luchar por un cambio positivo en la política salvadoreña. La lucha de Nayib es más electoral, anclada en lograr la presidencia a como dé lugar; así eso signifique incumplir sus promesas de ofrecer algo nuevo en política, de salir de los viejos esquemas electorales que han destruido la esperanza de los salvadoreños que aspiramos bienestar. Nayib está perdiendo la confianza de aquellos que se han abstenido de votar o han anulado el voto.

Los esquemas electorales en El Salvador están saturados de publicidad engañosa. Nayib usa publicidad engañosa en su afán por borrar de la memoria colectiva el historial de GANA; partido que nace de las entrañas de ARENA. Busca borrar los episodios marcados por Tony Saca, el expresidente que confesó su corrupción, el excandidato corrupto que representó a GANA en las elecciones presidenciales de 2014. Esta historia quiere borrar, recurriendo a la publicidad engañosa, cambiando la bandera del partido GANA. ¿Esta publicidad engañosa será suficiente pare recuperar los apoyos perdidos? Parece que Nayib cree que sí.

Engañar a la gente es la tradición de la vieja política. Los discursos de Nayib incitando a la gente a movilizarse, motivó a muchos a unirse al Movimiento Nueva Ideas. Es que era detestable que el partido gobernante, FMLN, expulsara de sus filas al político que parecía ser diferente, que representaba esperanza de cambio. En este chiflón se unió con entusiasmo Dagoberto Gutiérrez y otros líderes de izquierda, para luego experimentar el sinsabor, que Nayib, sin consultar con el Movimiento Nuevas Ideas, se inscribió como candidato presidencial de GANA. Así como Will Salgado y otros políticos de la vieja tradición, también Nayib tiene sus justificaciones para esta movida electoral. Nayib no inventó esta tradición de la política corrupta salvadoreña.

La gente que descubre el engaño de Nayib está retirándole su apoyo. Los discursos enérgicos de apoyo a Nayib cesaron en los labios de Dagoberto Gutiérrez, también cesó la granítica beligerancia de los líderes de Nuevas Ideas USA, así Roy García y otros líderes, fundadores de Nuevas Ideas, responsables de las movilizaciones de los salvadoreños en Estados Unidos y El Salvador, se retiraron al descubrir el engaño.

La retirada de los apoyos está haciendo retroceder la posición de liderazgo de Nayib. Sin seguidores, nadie es líder. La fuerza del liderazgo descansa en el apoyo de los seguidores; esto olvidan las cúpulas de los partidos, al parecer también Nayib olvida esto. Nayib pasó de ser un crítico de los líderes políticos que toman decisiones trascendentales inconsultas, a seguir este patrón de conducta, sin importar el parecer del movimiento que le dio la fuerza política, ha tomado decisiones trascendentales, dejando al descubierto que solo usa el movimiento como trampolín de sus aspiraciones presidenciales.

El apoyo que crecía como la espuma alrededor de Nayib está menguado. Ahora Nayib, en su partido GANA, tiene que borrar su historia marcada por la corrupción, tiene que dar explicaciones de sus contradicciones, explicaciones que no terminan de convencer a los indecisos, quienes definirán con su voto el ganador de las elecciones presidenciales de 2019. No es que Nayib sea poco elocuente como actual presidente para dar explicaciones; ni que sea menos hábil para hablar que los expresidentes Tony Saca y Mauricio Funes; lo que pasa es que los salvadoreños estamos cansados de los oportunistas electorales. Además, no se sabe qué esperar de Nayib Bukele, ni cuáles son sus nuevas ideas. El Salvador se merece una política más decente, es lo que exige la gente que le está retirando el apoyo a Nayib.

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