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Recientemente, la representación laboral y la ANEP, aprobaron un aumento de $0.20 diarios al salario mínimo; para OXFAM El Salvador, dicho incremento no cumple con las condiciones que debería tener un salario que garantice a la población a acceder a sus recursos y servicios básicos.
Según OXFAM, el salario actual vigente solo cubre el 66% de la canasta básica ampliada, “todavía hay una margen importante que es necesario incrementar, para que, efectivamente, logremos que la población, que tiene un nivel de ingresos bajos, pueda tener acceso a los servicios básicos como la alimentación y el agua”, afirmó Ana Iris Martínez, Coordinadora del Equipo de Campañas e Incidencia de Oxfam en El Salvador.
Oxfam considera que abordar el tema de la política salarial, así como las políticas de empleo, es sumamente importante para reducir los altos índices de desigualdad que caracterizan a los países de América Latina.
Sin embargo, Oxfam advierte que los niveles de disparidades que se están viendo en el nivel de desigualdad extrema con lleva a una concentración del poder en pocas manos que determina las decisiones de políticas públicas enfocadas a mejorar las condiciones de vida de las mayorías pobres.
“Las elites económicas, que son las que tienen un poder de influencia en las políticas públicas, logran, de alguna manera, frenar y obstaculizar el debate sobre la redistribución del ingreso”, señaló Martínez, quien además agregó “que el nivel de sindicalización en el sector privado es demasiado bajo, y que, por lo tanto, la discusión alrededor de cómo se distribuye el excedente, no existe, porque quienes están representando al sector laboral en este tipo de discusiones, no lo representan como se debe, porque no hay nivel de organización que refleje representatividad de los intereses de todos”.
Ante este contexto, Oxfam considera que El Salvador está en un momento oportuno para tener un debate público y transparente, sobre cuál debería de ser el salario que les permita a las personas gozar una vida digna. Asimismo, reiteraron que se necesita de una ciudadanía activa con la capacidad de cambiar las reglas que están hechas para privilegiar a unos pocos.
“Es equilibrar la balanza. Eso solo la ciudadanía lo puede hacer, una ciudadanía consciente y con la firme convicción de que es necesario cambiar el sistema para que esté al servicio de la mayoría de la población y de nuestros derechos”, puntualizó Ana Iris Martínez.
