Diario Co Latino 134 años comprometido con usted
Artículos relacionados
Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“La dignidad, sencillez y humildad de las familias de las víctimas y su exigencia de justicia y reparación, es un ejemplo y debe ser una inspiración para aquellos que tienen que asegurar que esa justicia y reparación tengan lugar al fin”, expresó Adreu Bassols, embajador de la Unión Europea, en el marco de la Trigésima Octava conmemoración de la masacre de El Mozote, municipio de Meanguera, Morazán.
La Asociación Promotora de los Derechos Humanos de El Mozote, acompañado de la PDDH, ISDEMU, Mundubat, IDHUCA, Pro-Búsqueda y Tutela Legal “Dra. María Julia Hernández”, y apoyados por la Unión Europea y el Gobierno Vasco, se unieron a las comunidades de este sitio histórico para honrar la memoria de las víctimas de este Crimen de Lesa Humanidad.
Sobre la ley pendiente de reconciliación nacional, el embajador Bassols consideró que la Asamblea Legislativa tiene un deber ineludible a fin de resarcir a los familiares de las víctimas, así como fortalecer los marcos legales en materia de derechos humanos, de los cuales están pendientes la Comunidad Internacional y la Unión Europea.
“Yo creo que todo el mundo es consciente que esto, está tardando demasiado y todo el mundo es perfectamente consciente que las víctimas no tienen que esperar tanto, de que hay una necesidad muy grande de una respuesta oficial de justicia, para estos crímenes de Lesa Humanidad que no tuvieron que haberse cometido jamás y todos debemos apoyar para que esto no vuelva a suceder, y aunque sea muy tarde (38 años) más vale tarde que nunca”, reafirmó.
La Masacre de El Mozote y sitios aledaños fue perpetrada por el batallón Atlacatl y otras guarniciones militares de la Fuerza Armada, en un operativo desarrollado los días 9, 10, 11, 12 y 13 de diciembre de 1981, acción que fue negada por el Estado salvadoreño, aun cuando el periódico New York Times lo publicó en su edición del 27 de enero de 1982.
La luz de la vela que mueve el viento deja una huella de esterina sobre la mano de María del Rosario Sánchez, sobreviviente de la masacre en La Joya, Morazán. Ese 11 de diciembre de 1981, perdió a 24 de sus familiares, niños y niñas en su mayoría.
“La vela encendida es un símbolo para nosotros que ellos, nuestros familiares están vivos en nuestra memoria, que no los olvidamos y esperamos justicia por sus muertes, y les den respeto a sus memorias; porque eran gente inocente, eran niños la mayoría, mujeres y ancianos”, reflexionó.
La derogación de la Ley de Amnistía decretada en 1993, por la Sala de lo Constitucional, en junio de 2016, permitió a los abogados de Tutela Legal “Dra. María Julia Hernández”, presentar ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera, Morazán, la solicitud de reapertura del juicio el 19 de agosto de 2016, que abrió el juez de la causa, el 30 de septiembre del mismo año.
Wilfredo Medrano, abogado acusador por parte de las víctimas, contra militares de alto rango por nueve delitos, entre ellos, desaparición forzada, desplazamiento forzoso y tortura.
“A 38 años, el caso ha avanzado sustancialmente, hay pruebas pericial y forense, militar un poco limitada pero nos arroja datos sobre la cadena de mando del batallón Atlacatl y el Estado Mayor de 1981, lo digo por los testimonios de los exsoldados “Juan” y “Sol” (testigos) que han descrito como el batallón Atlacatl exterminó a la población civil en El Mozote, mientras daban seguridad a los soldados que realizaban el operativo.
Esto viene a corroborar más los testimonios de los testigos oculares que sobrevivieron de la masacre y creo que estamos a meses o días, que el juez de instrucción (juez Guzmán Urquilla) eleve a plenario a un tribunal técnico, que sentará en el banquillo de los acusados a 16 militares, en este proceso penal histórico de El Mozote y sitios aledaños”, reafirmó.
Fidel Pérez Pérez, sobreviviente del Cerro Ortiz señaló que recordar a sus familiares era una “emoción fuerte”, apenas contaba con 6 años de edad, cuando perdió a toda su familia, a las once de la mañana, mientras se escondía con su familia dentro de una cueva. “Mi mamá andaba en brazos a mi hermanita de 3 días de nacida, y una señora que estaba allí también (habían como veinte personas), bajo al río a lavar la ropita de su niña porque ya no tenía que ponerle, pero desgraciadamente la vieron los soldados y se dieron cuenta donde estábamos y la siguieron, ahí solo el catequista que comenzó a rezar y el soldado nos tiró la granada, fue como un sueño, desperté hasta la seis de la tarde y ver que todos estaban muertos, solo ocho salimos heridos y golpeados, eso fue lamentable lo que hicieron con nosotros (…) porque éramos gente inocente”, declaró.
Debe estar conectado para enviar un comentario.