Edgar Alfaro
Cualquiera se da cuenta que la tecnología actual facilita la comunicación, y es cierto; sin embargo, eso no debería ser motivo para que instituciones públicas, como el correo postal, pierdan su espíritu de servicio, su honestidad, ni mucho menos, su famosa mística de entregar la correspondencia, a como de lugar; pero al parecer, todo ello ha sido desvirtuado.
Dicho esto, expongo mi caso: el pasado 2 de abril, en la oficina postal de San Sebastián, San Vicente, remití dos libros, uno para San Miguel y el otro, para la capitalina Universidad de El Salvador.
La encargada, aseguró que pagando un poco más, aparte de las poéticas estampillas, los sobres llevarían un código rastreable por GPS; así, y con la infantil emoción de instalar a Claudia Lars, a Hugo Lindo y a Gavidia, junto a este iluso remitente, me retiré satisfecho.
Luego, y en vista de la llegada de la semana santa, comencé a rastrear ambos envíos por internet, y nada, al abrirse el sitio y digitar los códigos respectivos, lo que aparecía era una foto fija, sin el mínimo indicio de seguimiento.
No obstante, pasada la vacación, el envío a San Miguel fue exitoso, no así el de la UES.
Por esta razón, y a través del Messenger, contacté a Correos de El Salvador. Respondieron que el susodicho envío estaba en tránsito y días después, que el paquete había sido entregado. Mas para mi triste sorpresa, la persona destinataria en la UES comentó que aún no recibía nada.
Entonces, ¿qué está pasando? Si en el Messenger aseguran que ya fue entregado, ¿dónde y a quién se lo entregaron?, ¿firmó alguien de recibido?, porque la dirección de la Facultad y el departamento respectivo del Alma Mater, iba bien escrito, con letra por demás legible, así como el nombre de la persona destinataria, cuyo nombre me reservo para no incomodar de más.
Aquí muestro las capturas de pantalla: la factura, los códigos correlativos a San Miguel y a la UES, y parte de la conversación del Messenger, confirmando la supuesta entrega. Ahora bien, si en la UES lo recibieron y lo traspapelaron irresponsablemente, discúlpenme, eso no es ir: Hacia la Libertad por la Cultura… Aclaro, el importe es lo de menos, pero alguien está fallando laboral y socialmente. Entreguen el libro y santas pascuas. De momento sigo en entredicho.