Por Luis Torres de la Llosa/Le Bourget/AFP
Las negociaciones del clima avanzaron el sábado hacia su recta final, salve con la adopción de un borrador que allana el camino a la posible conclusión la semana próxima en París de un acuerdo capaz de evitar una catástrofe ecológica a escala planetaria.
El primer acto de las negociaciones se cerró con la entrega de un borrador limitado a 48 páginas. El texto perdió la mitad de sus corchetes y opciones, viagra que pasaron de 1.400 a 750.
El objetivo es limitar a 2 ºC el calentamiento del planeta con relación a la era preindustrial, a través de una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de la actividad humana.
«Estamos dispuestos a negociar lo más rápido posible, sobre la base de este acuerdo», declaró en Le Bourget (norte de París), la negociadora sudafricana Nozipho Mxakato-Diseko, en nombre del grupo de países en desarrollo G77+China.
A partir del lunes, la negociación pasará a manos de los ministros, capaces de decidir los compromisos que inevitablemente necesitará el acuerdo final que contemple la variedad de intereses de los 195 países participantes.
«Comienzo a ser realmente optimista», sintetizó el canciller francés Laurent Fabius, aunque aclaró que «todavía queda mucho trabajo por delante».
Según Matthieu Orphelin, portavoz de la fundación ecologista Nicolas Hulot, todo parece indicar que la COP21 evitará el rotundo fracaso de la conferencia de Copenhague en 2009. En la capital danesa, señaló, «al término de la primera semana, ya sabíamos que las cosas estaban bloqueadas».
El escollo principal sigue siendo el financiamiento de la ayuda climática a los países del Sur y la diferenciación de los esfuerzos que le corresponde hacer a cada cual para luchar contra el cambio climático.
Mensaje desde el espacio
De cara a la construcción de un planeta convertido a las economías sostenibles, los países del Sur empujan para que los 100.000 millones de dólares anuales de ayuda al desarrollo verde prometidos a partir de 2020 sean sólo un punto de partida.
Los países centroamericanos quieren que el acuerdo de París reconozca explícitamente su vulnerabilidad frente al cambio climático, lo cual les facilitaría el acceso a la ayuda internacional.
En un conmovedor mensaje desde el espacio exterior que incluyó testimonios desde la Estación Espacial Internacional (ISS), los astronautas exhortaron a los delegados a negociar un acuerdo que preserve «un planeta capaz de mantener la vida».
Del actor norteamericano Sean Penn al millonario y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, pasando por el magnate chino de internet Jack Ma, decenas de personalidades expresaron su adhesión, al igual que numeroso empresarios.
«Tras los días de los sueños llegaron los días de la acción», dijo Sean Penn, que hizo un vibrante llamado en defensa de un plan de reforestación de Haití, el país más pobre de las Américas.
Atentos al «greenwashing»
La jornada del «Día de Acción» concluirá con mensajes del secretario general de la ONU Ban Ki-moon, el presidente François Hollande y el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, ferviente defensor desde hace más de dos décadas de la acción contra el cambio climático.
Esta jornada aspira a ir más allá de los mensajes voluntaristas que marcaron esta Conferencia de las Partes (COP21) desde su lanzamiento por 150 jefes de Estado y gobierno el lunes pasado, con testimonios sobre cómo ya se están adoptando acciones concretas.
«La COP21 será un éxito porque será además la COP de la acción», dijo el canciller francés Laurent Fabius, que preside el evento.
Incluyó por ejemplo propuestas sostenibles en materia de eficacia energética, transporte y construcción de las viviendas del futuro.
Algunas de estas «Soluciones COP21» con criticadas por activistas que cuestionan los modelos económicos de empresas participantes como Engie, Coca-Cola o Renaul-Nissan.
Un grupo de ONGs atribuyó por ejemplo sus premios «Pinocchio» a la petrolera Chevron, la distribuidora de Electricidad de Francia EDF alimentada principalmente con centrales nucleares y al banco BNP Paribas, por los esfuerzos que despliegan para presentar una imagen «verde» de sus actividades.
Paralelamente a la COP21, la «Aldea mundial de las alternativas» acoge en Montreuil, en la periferia este de París, a participantes que proponen «alternativas y utopías concretas» sobre el clima.
«¿Qué hay para el ciudadano en Le Bourget?», se interrogó el español Ismael Canoyra, de 39 años, miembro de la oenegé Alternatiba. «Están los empresarios, los gobiernos y algunas asociaciones. En ningún momento vi nada de lo que estamos presentando nosotros».
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