Por Luis Torres de la Llosa/Bonn/AFP
Los negociadores sobre el cambio climático en Bonn (Alemania) allanaron el camino este viernes hacia un acuerdo global en diciembre capaz de frenar el peligroso calentamiento del planeta.
Tras cinco días de deliberaciones, no rx los copresidentes de las negociaciones sobre el clima, prescription Daniel Reifsnyder (Estados Unidos) y Ahmed Djoghlaf (Argelia), quedaron encargados de redactar un nuevo borrador que refleje los avances logrados en Bonn, donde volverán a reunirse en octubre antes de la cumbre de diciembre en París.
«El documento estará listo para octubre», prometió Djoghlaf, que calificó las conversaciones como «increíblemente productivas». «Esta sesión ha colmado plenamente nuestras expectativas», afirmó.
Los representantes de los 195 países de la ONU debaten un texto cuyo objetivo principal es revertir el calentamiento del planeta causado por la actividad humana, limitándolo a 2ºC.
Una gran mayoría manifestó sin embargo su frustración por la lentitud del proceso y reclamó un mecanismo para agilizarlo.
Según Reifsnyder, el nuevo borrador permitirá «negociar sobre la sustancia» y ya no cuestiones conceptuales, formales o de procedimiento.
Sin embargo, los dos copresidentes advirtieron que quedan apenas cinco días de debates en octubre –«1.800 minutos», insistieron– antes de la COP21 de París, del 30 de noviembre al 11 de diciembre.
«No estamos apurados, llegaremos a París a tiempo pero no antes de tiempo», aclaró el diplomático argelino. Insistió además en la necesidad de llegar a la cita de la COP21 «todos juntos, de una manera universal y paso a paso».
El espectro de Copenhague
Además de la lentitud del proceso, algunas delegaciones de países en desarrollo temen que las negociaciones se terminen decidiendo en círculos donde no se encuentren representados. Por eso Djoghlaf insistió en que debe haber un sentimiento colectivo «de propiedad» sobre lo que se está negociando, sin que nadie se sienta excluido.
Otros deploraron la división de las negociaciones en demasiados grupos de trabajo por temas. Un diplomático centroamericano comentó por ejemplo a la AFP que le era imposible abarcar las negociaciones con la delegación reducida de su país.
En la última sesión, del 19 al 23 de octubre, se trabajará en cambio en el marco de un «comité de redacción» del documento común.
«Los vamos a tener a todos en un formato común, con un texto único, en una negociación normal», explicó Reifsnyder.
Muchos conservan en mente el estrepitoso fracaso de la conferencia de Copenhague en 2009, cuando quedó demasiado para negociar a último momento y existía desconfianza entre las partes.
En París, en lugar de convocar a los jefes de Estado o Gobierno al final de la conferencia, la presidencia francesa ha optado por hacerlo al principio, antes de dejar otra vez la palabra a las discusiones técnicas.
«La mejor solución realmente es ejercer la máxima capacidad política al principio», explicó la negociadora francesa Laurence Tubiana.
Daños y perjuicios
De aquí a la COP21 habrá además varios foros de discusión, incluyendo reuniones informales en París el 6 y 7 de septiembre, una reunión al margen de la Asamblea General de la ONU el 27 septiembre y la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, en Lima, del 9 al 11 de octubre. Según Reifsnyder, las mismas serán importantes para «explorar ideas», pero aclaró que la negociación propiamente dicha no pasará por aquellos foros.
Además de la nueva estrategia, en Bonn se lograron algunos avances en temas considerados delicados, como el capítulo de «daños y perjuicios», el sistema de compensaciones para los países víctimas del cambio climático.
«Hubo verdaderos avances sobre este tema», dijo Julie-Anne Richards de la ONG Climate Justice Programme, que defiende los derechos de los países en desarrollo. En particular, Estados Unidos aceptó incluir el tema en la agenda de París.
Lo que está en juego es un fondo anual de 100.000 millones de dólares destinado a ayudar a partir de 2020 a los países en desarrollo confrontados al cambio climático.
La idea es apuntalar la reducción de sus emisiones de gases contaminantes e indemnizarlos, de alguna forma, por los daños padecidos a causa de los fenómenos extremos que ya generan los dos siglos de industrialización de los países ricos.
Otros deploraron una ausencia de avances concretos en Bonn. El director de Políticas Climáticas de Greenpeace Martin Kaiser fue uno de los que vieron el vaso a mitad vacío. «Nos vamos de Bonn –lamentó– sin que se haya fijado meta alguna para abandonar el carbón, el petróleo y el gas para mediados de siglo, que es la única forma de poner fin a más y más catástrofes climáticas».