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Negociando con el sindicato de la Televisión Educativa

Carlos Burgos

Fundador

Televisión educativa

carlo_burgos@hotmail.com

El 2 de febrero de 1980 cuando tomé posesión del cargo de director de la TV. E., sale el Sindicato de empleados puso en mis manos un pliego con 50 reivindicaciones. Tenían tres meses de tener paralizada a la institución con una huelga y exigían solución inmediata.

Quedé sorprendido por tantas demandas. Volverían en dos días por la respuesta. Tenía curiosidad por leerlas y lo hice con calma. Algunas requerían recursos financieros, otras adoptar disposiciones especiales y otras, comprensión.

Esa misma tarde pedí a la señora secretaria que convocara a reunión a la gerente de administración licenciada Meylin de Castro, al contador señor José Luis Menjívar, al jefe de producción profesor Juan Francisco Azahar, al jefe de Operaciones y Mantenimiento señor Max Rodríguez. Analizamos todas las peticiones para buscarles solución.

Una se refería a que se les concediera permiso para estudiar en la Universidad de El Salvador. ¿Por qué no les han concedido ese permiso?, pregunté a los jefes.

–Porque la naturaleza del trabajo requiere la presencia física del empleado – respondió Max.

–Entonces tienen un esquema rígido de trabajo – les dije –. Pero ellos tienen derecho según la ley, a dos horas diarias de permiso para estudiar. ¿Cómo es posible que les nieguen ese derecho?

–Bueno, Carlos, tú vienes más exigente que ellos – intervino Azahar –. Parece que nosotros somos la patronal intransigente, los malos de la película, y tú, el bueno, el tipo.

Nos carcajeamos largo rato. Azahar agregó, como vienes de la UES donde a todo le hallan solución en forma teórica, crees que aquí es lo mismo. Ya lo veremos, le respondí.

Otra petición se refería a que querían beber agua pura de pichingas y no del chorro contaminada. Pregunté a Chepe Luis, ¿qué no hay fondos para comprar agua potable? Yo mismo voy a querer agua sana.

–Sí hay fondos para ese rubro, pero tenemos que atender la política de austeridad del gobierno.

–¿El qué…? – dije, sorprendido.

 

Chepe Luis no tuvo más que reír y nosotros también. Y así analizamos 49 demandas, algunas de estas requerían negociación, y solo una quedaría para otra instancia. Al finalizar los jefes quedaron satisfechos, ya vislumbraban una posible solución a la huelga.

El día convenido se presentó la junta directiva del Sindicato de empleados de la TV. E. a mi oficina. Estuvo presente la señora gerente de la institución. Comenzamos. Ellos leyeron la demanda sobre el permiso para estudiar. Respondí:

–Yo no doy permiso… yo exijo que los empleados estudien en la UES. Es un derecho contemplado en la ley. Solo les pido, no atrasarse en sus metas de trabajo y presentar las calificaciones aprobadas de los exámenes parciales y finales de cada ciclo. Si alguien reprueba materias se le suspenderá el permiso.

Los sindicalistas aceptaron esta disposición y leyeron la petición sobre la necesidad de beber agua saludable. Aprobada sin discusión, les dije.

Con relación a las plazas vacantes pidieron que se aplicara la escalera de ascensos, y se nombrara a los nuevos en la última posición. Aprobado les comuniqué, pero si el que le toca ascender no reúne los requisitos para el cargo, se nombrará a otro. Ustedes lo van a saber. ¿Qué dicen? Correcto, respondieron.

Leyeron: que las becas al exterior no se den por nepotismo, amiguismo, tráfico de influencias ni por compadrazgo. Respondí: Vamos a formar una Comisión de becas integrada por tres de ustedes y por tres de nosotros para que las otorgue por consenso y no por mayoría. ¿Qué opinan? De acuerdo, respondieron.

Y así seguimos durante toda la mañana hasta completar 49 soluciones. Solo la petición de un incremento salarial del 100 por ciento quedó pendiente porque se salía de nuestro resorte administrativo, pero les sugerí abordar al señor ministro. Quedaron contentos y les pedí desmontar la huelga, lo que atendieron de inmediato.

Cuánto aprendí con este embrollo. Resultó alambicado revertir el descontento laboral en contento para el trabajo. Pero lo logramos y bebimos agua potable.

 

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