TEGUCIGALPA/Xinhua
Por José Gabriel Martínez, Zhao Kai y Xi Yue y Jiang Biao
La profunda influencia de las compañías bananeras en el pasado de Honduras y el control económico y político de Estados Unidos configuraron una forma de “neocolonialismo”, historia de la que el pueblo hondureño aprendió que el desarrollo independiente es clave para una economía nacional más sólida y diversificada, afirmó el sociólogo hondureño Eugenio Sosa.
El director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Honduras subrayó en entrevista con Xinhua que la dominación estadounidense desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta bien avanzado el siglo XX, moldeó la historia y el desarrollo hondureños, con cicatrices duraderas que todavía hoy en día inciden en la economía y la sociedad del país centroamericano.
“Las compañías estadounidenses representaban un neocolonialismo moderno”, dijo Sosa, para quien el control económico de Estados Unidos sobre Honduras mediante las inversiones de sus compañías, mineras primero y bananeras después, es comparable con la colonización española en el siglo XVI.
“Hubo despojo de tierras, comunidades y cultura”, agregó el entrevistado, al evocar imágenes de la cruz y la espada, símbolos de la conquista española.
El control político sobre Honduras de compañías estadounidenses como la United Fruit Company se veía en su capacidad de incidir en la política hondureña, al fomentar golpes de Estado y apoyar figuras políticas en detrimento de otras para garantizar la continuidad de las ganancias y la defensa de sus intereses.
El escenario, similar al de otros países de la región centroamericana, inspiró la creación del término despectivo “República bananera”, utilizado para referirse a países tropicales productores de bananas, ampliamente dependientes de empresas e inversiones estadounidenses, que ante la debilidad gubernamental de los países, se tomaban la atribución de influir en las decisiones nacionales.
Según Sosa, quien también es miembro del Departamento de Sociología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la huelga de 1954 marcó un punto de inflexión crucial en la historia del país centroamericano porque evidenció la inconformidad de los hondureños con la situación “neocolonial” del país.
“El proceso de formación de la clase obrera comenzó a finales del siglo XIX, pero emerge como un gran actor nacional en 1954”, explicó el director del INE de Honduras.
La huelga no solo evidenció la fuerza y la conciencia de la clase de los trabajadores bananeros, sino que también generó un movimiento de solidaridad en toda la nación.
Durante parte de la segunda mitad del siglo XX, el movimiento campesino hondureño también cobró fuerza, al tomar tierras de terratenientes y compañías bananeras que no las utilizaban de manera productiva.
“El movimiento campesino fue fuerte en los años 60, 70 y parte de los 80, pero luego se debilitó”, comentó el entrevistado.
El control de los recursos y la infraestructura por parte del Gobierno hondureño también aumentó después de los años 50, señaló Sosa, para quien que este período vio la creación de muchas instituciones públicas, incluido el seguro social y un sector público en expansión en áreas como la educación o la salud.
El sociólogo hondureño comentó por ejemplo que el ferrocarril nunca fue una vía de comunicación nacional, sino que sirvió exclusivamente a los intereses de las compañías bananeras.
Refirió, además, la necesidad de una economía nacional más sólida y diversificada en Honduras, al ponderar que “necesitamos fortalecer nuestra economía interna y desarrollar sectores que produzcan para el mercado interno”.
Criticó, al mismo tiempo, la permanencia de la dependencia de Honduras de la inversión extranjera, al argumentar que este modelo económico ha sido incapaz de generar empleo suficiente y de calidad.
“La inversión extranjera es complementaria, pero no puede ser la única base de nuestra economía”, sostuvo el director del INE.
“Hemos apostado por la mano de obra barata, concesiones de tierra y exenciones fiscales para atraer inversión extranjera, pero esto no ha transformado la economía del país”, complementó.
Sosa refirió también la necesidad de un desarrollo económico más equitativo y equilibrado en lo territorial, pues el modelo de enclave de las compañías bananeras y otras inversiones extranjeras solo benefició en el pasado a algunos territorios y dejó grandes áreas del país en el abandono, así que “necesitamos pensar en el desarrollo en términos de todo el territorio nacional”.
De cara al futuro de Honduras, el experto enfatizó en la importancia de la industrialización y la diversificación de la producción agrícola, puesto que “si no hay transformación en la economía, no habrá una verdadera refundación del país”.
Sosa sostuvo que sectores como el café, las hortalizas, el cacao y los mariscos son claves para generar empleo y desarrollo sostenible.
Para el sociólogo hondureño, los elevados índices migratorios de Honduras son una muestra de las secuelas dejadas en la economía y la sociedad del país por el pasado “neocolonial” y el dominio de las compañías de Estados Unidos.
De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023, realizada por el INE y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, de enero de 2018 a marzo de 2023 migraron al exterior 348.445 hondureños.
Según el estudio, 961.313 personas de una población estimada de más de 10,4 millones de habitantes en 2023, tenía intención de migrar al exterior en los siguientes 12 meses y 419.368 habían iniciado acciones o planes para hacerlo.
Sosa identificó la falta de empleo y la precariedad laboral como las principales causas de la emigración de los hondureños.
La columna vertebral de la migración es el problema del empleo, ya que “el modelo económico actual es incapaz de generar suficientes puestos de trabajo”, afirmó el experto, quien defendió al respecto la necesidad de un plan de desarrollo claro y coherente para Honduras.
“La presidenta Xiomara Castro ha sentado bases importantes, pero necesitamos un plan concreto para el futuro (…) la refundación de Honduras debe incluir una refundación económica que priorice el desarrollo interno y la equidad”, concluyó.