Por Fredis Pereira
Master en Administración y Gerencia Pública
El nepotismo es un acto común entre los corruptos. Este es un atentado contra el pueblo y un enemigo de las personas honradas y probas. El nepotismo ha contribuido al deterioro de la función pública, y es uno de los signos de decadencia en la política y en los gobiernos de El Salvador. El nepotismo le niega empleo y las promociones laborales a las personas que tienen mérito, y a los ciudadanos, el contar con servidores públicos que garanticen sus derechos y libertades.
Un gobierno que hace guerra contra la corrupción debe enfrentar el nepotismo. La guerra contra la corrupción es incompatible con el nepotismo. Eludir la responsabilidad de contrarrestar el nepotismo es práctica de un gobierno corrupto. El presidente Nayib Bukele, cuando tomó posesión del cargo en el año de 2019, mandó señales de estar en contra del nepotismo cuando ordenó remover a Manuel de Jesús Cornejo, padre de Cristina Cornejo, que para ese entonces era diputada de la Asamblea Legislativa por el partido FMLN, quién estaba contratado como Jefe de Seguridad con un salario de 1,500 dólares en la ANDA. Esto fue una grata sorpresa para muchos. Así el presidente ordenó más remociones de empleados por signos de nepotismo en diversas instituciones del Estado salvadoreño.
El nepotismo es crónico en El Salvador. Los partidos políticos han funcionado como una especie de gestores de empleo, donde los familiares de políticos que ostentan el poder se favorecen con las mejores oportunidades de empleo; en otros casos, el favor les viene en forma de promoción laboral para aumentar sus ingresos y acceder a otros cargos dentro de las instituciones. Es un hecho notorio, que la tradición política ha sido que para conseguir un empleo público y acceder a cargos en las instituciones, se ha requerido conectes con algún político del partido de gobierno.
Los más desfavorecidos por el nepotismo en el Estado son los jóvenes. Esto se infiere del Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013, que publicó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde se declara que “la juventud es uno de los sectores de la población que se percibe marginado de las oportunidad del país”; y agrega que, “en las consultas realizadas por el PNUD (2012-2013)”, los jóvenes expresan, que aquí en El Salvador, lo que importa es cuánto dinero tenés y quién es tu papá. Así, muchos jóvenes desempleados han sido fácilmente reclutados por el crimen organizado, al no haberles garantizado el empleo decente que les corresponde.
El nepotismo es facilitado por el anonimato de los empleados públicos. Lo primero que tuvieron que eliminar para facilitar el nepotismo fue el acceso a la información de los empleados públicos. En este afán participó el ex fiscal, Raúl Ernesto Melara Morán, quién se negó a dar acceso a la información de los empleados de la Fiscalía General de la República, a pesar de que el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) le ordenó entregar la información.
El fiscal llevó este caso a otras instancias hasta recibir una resolución que favoreció el anonimato de los empleados públicos. Así, la Sala de lo Contencioso Administrativa, integrada por los magistrados Sergio Luis Rivera Márquez, Paula Patricia Velázquez Centeno y Alex David Marroquín Martínez, resolvió que la información de los empleados públicos es confidencial, así que ahora los ciudadanos no pueden descubrir cuando un funcionario contrata a los parientes. Este proceder de los magistrados no es casual, pues también son funcionarios públicos y la Corte Suprema de Justicia ha estado negando información pública desde hace varios años. Este anonimato se hizo institucional y generalizado cuando IAIP, presidido por Ricardo Gómez Guerrero, decidió adherirse a la denegación del acceso a la información de los empleados públicos.
El nepotismo se niega a morir en El Salvador y contraataca en medio de la guerra declarada contra la corrupción. Favorecido por el anonimatos de los empleados públicos, el nepotismo ha continuado en el Estado salvadoreño, y no lo hubiéramos sabido de forma fehaciente, sin la colaboración de un asesor de seguridad nacional del gobierno de Nayib Bukele, pues ha saltado como un hecho notorio que en la Asamblea Legislativa se sigue contratando parientes de los diputados; con la novedad, que ahora sea la fracción del partido Nuevas Ideas la protagonista. Es obvio que el colaborador no seguirá aportando más información que descubra más casos de nepotismo en el Estado, pues fue arrestado por cargos de ser doble agente y filtrar documentos clasificados.
Las acusaciones de nepotismo que han vertido otros actores no han tenido credibilidad y seguro seguirán siendo poco confiables. Sin embargo, un gobierno que tenga guerra contra la corrupción debe eliminar el anonimato de los empleados públicos porque facilita la corrupción y pone en desventaja a los ciudadanos. Esto exige reformas a la Ley de Acceso a la Información pública, que haga posible conocer los nombres, las hojas de vida y los salarios de todos los servidores públicos del Estado salvadoreño; y también castigar con cárcel a quién cometa nepotismo ¿Se atreverá el presidente Nayib Bukele a impulsar estas reformas contra la corrupción?