Neto el Escobero

 

Marlon Chicas

El Tecleño Memorioso

Un elemento importante en la identidad de todo pueblo o municipio, con relación a su cultura, costumbres, gastronomía y edificaciones monumentales, son sus pintorescos personajes que deambulan por sus calles o plazas, como parte de su memoria histórica, los cuales marcaron nuestra vida con sus disparates o alguna que otra persecución de los susodichos, la presente crónica trae a colación a un fiel representante de “los hijos de la luna”; en la Ciudad de las Colinas, el inigualable Neto el Escobero.

El personaje en mención de figura espigada, ojos avispados, risa burlesca, rizados cabellos, en ocasiones con el dorso al descubierto o camisa casual, pantalón sujeto por un mecate (lazo), o cincho de cuero, descalzo y con su infaltable escoba, recorría los portales y atrios de las parroquias tecleñas, a cambio de algunas monedas, con sus clásicas frases como “Mire como queda, mire como queda”.

Neto, quien fue temido por algunos niños de ayer, hoy hombres de bien; solía perseguir a los chiquillos que le molestaban, su forma de pedir a los transeúntes era peculiar, los que por miedo accedían a su solicitud, a fin de no recibir algún susto del descrito, por su negativa de brindarle ayuda, sigilosamente se acercaba algún descuidado ciudadano con otra de sus características frases “Vengo de Santa Ana, a pie y no he comido”, al tiempo que se propinaba un fuerte golpe en el estómago, lo que hacía que el poblador desembolsará de forma inmediata lo peticionado.

Era típico verle a la entrada de los templos católicos a espera de almas caritativas, de igual forma, muy a su manera, se acercaba a los feligreses al momento del saludo de paz que la liturgia indica, brindando el gesto de rigor, cuando se sentía ignorado por algún despistado feligrés, le aplicaba una sonora palmada en la espalda al creyente, que provocaba al devoto un exceso de tos por el manotazo.

Otras de sus famosas sentencias fueron “No he tomado café”, “No me quiero enojar”, “Ya me bañé”, las cuales lo popularizaron en la Ciudad de las Colinas, nunca se supo el origen de su padecimiento mental, incluso algunas personas afirman que su apellido era Escobar, generalmente solía vérsele ingresar a un pequeño mesón, el cual aún existe sobre la octava avenida norte, entre la 3ª y 5ª calle poniente del barrio El Centro, donde al parecer pernoctaba con unos familiares.

Cabe destacar que Neto el Escobero, nunca faltó a su aseo personal, a pesar de su problema mental, sus pies permanecían limpios, siempre se le veía hablando con sus amigos imaginarios, como todo “Selenita o hijo de la luna”, le disgustaba mucho, cuando barría el andén de un comercio o casa particular, que la gente pisara lo aseado, so pena de un escobazo en las pompas por tal atrevimiento.

Una simpática anécdota vivida por el suscrito, fue cuando intentaba a cambiar la cartelera principal de la Parroquia El Carmen de Santa Tecla, encontrándome con  Neto, quien como siempre me solicitó una moneda, con la excusa de no haber comido, lo que según él, le ponía nervioso, ante mi negativa por la falta de recursos, comenzó a enojarse y darse de golpes en el estómago, provocando pánico en su servidor, lo que me imposibilitó no poder cerrar el candado de la misma, poniendo mis pies en polvorosa, seguido de un conato de persecución al interior del templo, que a Dios gracias, no paso a más, solo un enorme palpito en mi corazón.

Al igual que muchos otros pintorescos personajes de Santa Tecla, Neto hoy forma parte de las páginas del ayer, por lo que en otra oportunidad seguiremos rememorando a estos hombre y mujeres “Hijos de la Luna” descansa en paz; Neto el Escobero.

Ver también

Amaneceres de temblores y colores. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil. Sábado,16 noviembre 2024