Gelsenkirchen/Alemania/AFP
Hubo un tiempo en que el considerado mejor portero del mundo vivía alejado del arco, pero la progresión física y futbolística de Manuel Neuer fue poco a poco acercándole a su inminente destino: estar este domingo bajo los palos de Alemania en su debut en el Mundial de Rusia frente a México.
Y eso que el actual guardavallas del Bayern Munich estuvo en duda hasta última hora, tras sufrir una lesión que le mantuvo fuera de combate durante buena parte de la temporada.
Nacido en Gelsenkirchen en 1986, los alrededores de la ciudad revelan el nexo entre la industria minera de la región y el club local de la Bundesliga Schalke 04, donde Neuer comenzó su impresionante carrera
Ingresado en la entidad a los seis, el hijo prodigo del Ruhr juega para el Bayern desde los últimos siete años, pero conserva fuertes lazos sentimentales con su lugar de origen, donde abrió una asociación de apoyo a niños desfavorecidos.
Seguro a todo riesgo de la selección alemana durante el triunfo en el Mundial-2014 en Brasil, fue nombrado mejor portero del mundo cuatro veces consecutivas (de 2013 a 2016). Incluso fue tercero en la votación al Balón de Oro 2014, detrás de los intocables Cristiano Ronaldo y Lionel Messi.
«Lo conozco desde que tenía 10 o 12 años», dice con orgullo Norbert Elgert, su primer entrenador en el Schalke. «Entonces, aún no se había decidido a jugar de portero. Era jugador de campo, y arquero de vez en cuando. Era bastante pequeño, y nadie podía adivinar que iba a crecer así», explica sobre el coloso, que mide 1,93 metros, y cuya presencia física impone respeto en muchos delanteros.
«Ya estaba obsesionado con el fútbol mucho antes de pensar en una carrera profesional», explica su antiguo entrenador. «Lo que le hizo excepcional fue su talento y su alegría de vivir y jugar».
Porque a Neuer, -bien lo saben quienes lo conocen de niño- poco le importa jugar frente a 100.000 espectadores que rodeado de gradas vacías.
Juega por jugar. «Manu vive por el fútbol», dice Elgert, «No se convirtió en un portero de clase mundial por casualidad».
Debutó en la Bundesliga en agosto de 2006 y luego ganó la Euro-2009 Sub-21 junto con otros dos productos ‘mineros’, Mesut Özil y Benedikt Höwedes .
Los fanáticos de Schalke nunca le echaron en cara que se fuera al Bayern. Quizás porque nadie olvidó sus lágrimas cuando anunció su fichaje en 2011. «Por supuesto que duele», admite su exentrenador. «Se crió aquí. Ahora es 100% de Baviera, pero siempre será uno de los nuestros».