Álvaro Darío Lara
Escritor y docente
Era 1984, y a pesar de la rica oferta musical del momento, sobre todo norteamericana e inglesa, los grupos de Rock y de Pop en español (ibéricos, mexicanos, chilenos y argentinos, principalmente), eran muy difundidos, y vivían uno de sus mejores tiempos.
Por esa época, cierto sector de la juventud también escuchábamos con mucha pasión a Serrat, a los cantautores más emblemáticos de la llamada Trova Cubana, y aun melodioso chileno, injustamente olvidado en la actualidad, me refiero a Fernando Ubiergo, que por cierto, nos visitó en la UCA por aquellos años, cuando gozaba de una enorme popularidad.
Entre la cantidad de grupos españoles y mexicanos que oscilaban entre las propuestas más comerciales y pegajosas, hasta los grupos más serios, recuerdo con especial afecto a “Alaska y Dinarama”, con sus vocalistas estrellas: la propia Alaska (María Olvido Gara Jova) y el talentosísimo Carlos Berlanga (1959-2002), así como notables músicos, como el fantástico Nacho Canut (históricamente siempre confabulado con Alaska en múltiples proyectos artísticos). Tanto este grupo como muchísimos más, conformaron la llamada “Movida Madrileña”, un fenómeno de contracultura que surgió en la España posfranquista, y que constituyó un verdadero “destape” de una vida social, de una estética popular, que había estado severamente reprimida por la dictadura.
Recuerdo que en nuestro medio, las radios desempeñaban un rol muy activo en la difusión de las novedades, siempre aportando datos, curiosidades, de los artistas de moda.
En lo que se refiere a “Alaska y Dinarama”, esta agrupación tuvo como antecedente a “Kaka de Luxe” y “Alaska y los Pegamoides”. Pero fue, quizás, “Alaska y Dinarama”, la reformulación de este grupo de amigos y artistas que más perdura en el recuerdo de los que ya pasamos del “medio paquete”, y que por aquellos años, éramos los jovencitos fiesteros, trasnochadores y novieros, que tanta guerra dimos a nuestros padres.
La vitalidad de Alaska, hizo, desde siempre, un fabuloso clic con Nacho y con Carlos Berlanga, este último, un joven con grandes dotes para el arte, pues no sólo se destacó como compositor, guitarrista y vocalista, sino como un fabuloso diseñador y pintor. A propósito, en 2009, dentro de la XXX Edición de la “Mostra de Valencia”, se rindió un homenaje póstumo a Berlanga, con una amplia exposición de su obra, denominada “Viaje satélite alrededor de Carlos Berlanga”.
Entre las famosas melodías que Berlanga compuso junto a Nacho, recordamos: “Como pudiste hacerme esto a mí”, “Rey del Glam”, “Un hombre de verdad”, la popularísima “A quién le importa”, y “Ni tú ni nadie”, que suele conocerse impropiamente como “Mil campanas”.
Quizás música de melodrama adolescente, de quien espera y espera, de quien llega al fastidio sentimental. Música que sigue sonando en el maravilloso e irrecuperable ayer: “Haces muy mal en elevar mi tensión/En aplastar mi ambición/Tú sigue así y ya verás/Miro el reloj, es mucho más tarde que ayer/ Te esperaría otra vez y no lo hare, no lo haré”.
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