Miguel Fernández Martínez
La Habana/Sputnik
Uno de los temas menos divulgados relacionados con la Crisis de los Misiles, que en octubre de 1962 llevó al mundo al peligro de una confrontación nuclear, son las razones que llevaron al entonces secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov (1894-1971), a apoyar a Cuba con el emplazamiento de misiles nucleares en las mismas narices de EEUU.
De acuerdo a José Juan Sánchez, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) de La Habana, en ese momento, la más alta dirigencia soviética enfrentaba crisis por las fracasadas reformas internas emprendidas en 1957, el impacto negativo internacional por las acciones llevadas adelante en Hungría, en 1956, la incertidumbre generalizada por las discrepancias con China y el estancamiento en el diferendo con Yugoslavia.
En un panel de expertos realizado en La Habana el pasado 7 de octubre, organizado por la revista Temas, donde se debatió alrededor del 60 aniversario de la también conocida como Crisis de Octubre o Crisis del Caribe, el profesor Sánchez expuso sus tesis respecto a la postura de Jruschov, al decidir emplazar en la isla los misiles nucleares.
La llegada y emplazamiento secreto en suelo cubano de los misiles soviéticos R-12 y R-14 (de alcance medio), junto a un contingente de tropas integrado por más de 40.000 soldados, tanques, aviones y unidades de artillería antiaérea, conocida como «Operación Anádir», generó alarma y revuelo en EEUU, después de que aviones-espías de ese país sobrevolaron la isla y detectaron el inusual movimiento militar.
DECISIÓN SOVIÉTICA
Según el académico cubano, en ese momento Jruschov enfrentaba también un conflicto interno con buena parte de la cúpula del Partido Comunista, que defendía las tesis estalinistas de no interferir en los asuntos de América Latina por considerar esa zona en el radio de acción de EEUU, y recíprocamente que Washington no interfiriera en la zona de control de la Unión Soviética.
«La dirección soviética no estaba técnicamente preparada para asumir la realidad de la Revolución Cubana», expresó el doctor Sánchez.
A pesar de esto, en el proceso revolucionario en la isla caribeña, el líder soviético vio una oportunidad de que le permitieran demostrar su capacidad de liderazgo, mejorar su imagen ante las críticas y buscar reducir los desbalances estratégicos militares con EEUU, agregó el especialista.
Según expertos en el tema, para Jruschov, la presencia de los misiles soviéticos en Cuba sería también una respuesta al establecimiento de cohetes nucleares de EEUU en territorio de Italia y Turquía, que amenazaban a la Unión Soviética.
A su vez, Moscú buscaba elevar su protagonismo en el conflicto entre Cuba y EEUU, a partir de los intentos de la Casa Blanca de derrocar por la fuerza al Gobierno de la isla, establecido después del triunfo de la revolución, en 1959.
INCERTIDUMBRES
A 60 años de este acontecimiento, todavía quedan muchas preguntas y faltan respuestas respecto al origen, desarrollo y solución de esta crisis, donde Washington y Moscú estuvieron cara a cara, con Cuba como escenario, en el enfrentamiento de más alto riesgo durante la llamada Guerra Fría (1947-1991) que enfrentó a soviéticos y estadounidenses después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Seis décadas después todavía se discute acerca de las verdaderas intenciones del alto mando soviético de trasladar armamento nuclear a más de 9.500 kilómetros de su territorio; si la idea era persuasiva o existía la posibilidad de dar un primer golpe atómico; si Cuba solicitó o no el emplazamiento de estas armas, pero sobre todo, se sigue debatiendo sobre cuáles fueron las verdaderas razones que trajeron como consecuencia esta peligrosa crisis mundial.
También se especula respecto a una tentativa de Moscú de buscar equilibrio frente al poderío atómico de EEUU, que en ese momento superaba significativamente el arsenal nuclear de la Unión Soviética.