Alberto Romero de Urbiztondo
@aromero0568
Los datos de embarazo de niñas y adolescentes son alarmantes y contundentes. Si bien el último informe de UNFPA y MINSAL, muestra una cierta disminución del número de embarazos en 2017, respecto a 2015, los 19,000 casos ocurridos en 2017, nos retan como sociedad para analizar las causas y dar soluciones.
Muchos de estos embarazos son producto de abuso sexual, incesto o estupro. Y lo más preocupante como sociedad, es que ocho de cada diez delitos de esta naturaleza, han sido cometidos en el seno de la familia o por personas cercanas como padres, abuelos, hermanos, tíos, sobrinos, profesores, vecinos o dirigentes de iglesias. Vemos como el pensamiento patriarcal esta naturalizado en nuestra sociedad, considerando a las niñas y adolescentes como propiedad -también sexual- de los hombres adultos de la familia, escuela o iglesia. Ante estas situaciones la reacción en muchos casos, no es denunciar sino el silencio y ocultarlo en el seno de la familia.
A pesar de ello, en 2017 se denunciaron 4,621 casos de delitos contra la libertad sexual de menores de 18 años, sin embargo, la respuesta del sistema de justicia es desalentadora, solo se judicializaron el 34 % de casos, se emitió sentencia del 22 % y fue condenatoria únicamente en el 11 % de casos. Vemos como en el sistema judicial, también predomina el pensamiento patriarcal y su actuación desalienta la denuncia, que en muchos casos ha supuesto para la niña o adolescente un proceso de revictimización y conflictos familiares, para ver, como al final, su abusador queda libre e impune.
El Estado debe garantizar a la niñez y juventud, su derecho a recibir una Educación Integral en Sexualidad, basada en el conocimiento científico, objetiva y sin prejuicios. Debe garantizar que el sistema judicial opere eficientemente, sin prejuicios machistas y patriarcales.
Como sociedad tenemos la responsabilidad de no tolerar el acoso y el abuso, denunciarlo, condenarlo socialmente y exigir al Estado que cumpla sus funciones educativas, de prevención y justicia efectiva para ir erradicando el embarazo precoz y en muchos casos impuesto. La maternidad debe de ser deseada y libremente elegida. Niñas, no madres.