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El país necesita un fiscal general decente, honesto, capaz, independiente, comprometido con la lucha contra la corrupción y que cumpla cabalmente su función: garantizar la legalidad, perseguir todos los delitos y defender los intereses del Estado y de la sociedad.
Por eso todos los sectores democráticos y toda la población decente debe rechazar con contundente indignación el intento reeleccionista del fiscal Douglas Meléndez, quien ayer llegó a la Asamblea Legislativa a pedir que los diputados y diputadas lo nombren por un período más en el cargo.
¿Cómo puede pedir la reelección un fiscal general cuyas actuaciones se caracterizan por graves sesgos, omisiones y parcialidades?
¿Cómo pretende reelegirse un fiscal que dejó impune la corrupción del expresidente Francisco Flores, benefició con una pena menor al expresidente Antonio Saca, no aplicó la Ley de Extinción de Dominio al partido ARENA, no investiga a la exvicepresidenta Ana Vilma de Escobar, no procesa a los “destinatarios” de Flores y Saca, no retoma una veintena de avisos presentados por organizaciones sociales ni las 150 demandas de la Secretaría de Transparencia y Anticorrupción, no investiga a las empresas evasoras de impuestos, no actúa contra el financiamiento irregular que las fundaciones “Antonio Rodríguez Porth” y “Libertad y Progreso” hicieron a ARENA…?
¿Cómo puede seguir en el cargo un fiscal graduado en una “universidad garaje” y que ha mostrado incapacidad notoria perdiendo casos relevantes?
¿Cómo puede continuar un fiscal que presenta las pruebas incorrectamente para que los jueces dejen impunes casos de corrupción?
¿Cómo puede continuar un fiscal que tiene por estrategia montar espectaculares show mediáticos y llevar los casos a los medios antes que a los tribunales de justicia?
La respuesta a estas y otras preguntas es que Douglas Meléndez no debe ser reelecto fiscal general. La Asamblea debe tener en cuenta, además, la amplia desaprobación popular del desempeño del actual fiscal en las encuestas.
El país requiere un fiscal de verdad; no un activista político (de ARENA), encubridor de la corrupción (de exfuncionarios/as areneros) y defensor de intereses electorales (de la coalición de derecha ARENA/PCN/PDC).