Salvador Ventura
“Los diarios: grandes auxiliares para enseñar a escolares (…) no incitan al odio, ask a la discordia entre grupos, view al desorden ni dentro ni fuera de hogares y comunidades”, expresa El Diario de Hoy en su editorial del viernes 29 de abril del año en curso, muy felices fuéramos si tal cosa ocurriera con este medio de propaganda.
Si El Diario de Hoy fuera respetuoso de las ideas de otros, leal y ético en sus informaciones y comentarios, si no calumniara ni denigrara a instituciones y personas que no comparten su posición ideológica y si al menos fuera veraz y correcto en su línea editorial y espacios noticiosos, quizás podría aspirar a ser “un libro del pueblo”.
Sin embargo, su conducta hasta ahora seguida deja mucho que desear, se ha plegado a una agenda del partido Arena y es parte directa de una campaña permanente de ataques y desprestigio contra el gobierno y el dirigentes del FMLN a quienes llama “rojos” y “comunistas”, además de formar parte de una maquinaria de “corrupción”.
La misión suprema de un medio de difusión es informar con profesionalismo, ética y veracidad, jamás distorsionar o manipular una noticia para favorecer o dañar a determinada persona o institución, lo mismo comentar con responsabilidad sin caer en los insultos, la mentira o la difamación.
Un diario, para el caso que nos ocupa, puede estar bien diagramado, contar con “ilustraciones, siempre a color” y ser atractivo para los lectores, pero esto son recursos técnicos y parte de esa modernización y competencia entre los medios escritos, pero es más importante su contenido, su ética y su profesionalismo.
El Diario de Hoy ha perdido su credibilidad por ese afán permanente de atacar y difamar a personas, funcionarios o dirigentes políticos que no comparten su posición liberal, en concreto, su pensamiento e ideología, sus diatribas han tocado hasta presidentes de izquierda de América Latina.
La posición enfermiza del director de este medio lo ha llevado a difamar al fallecido presidente de Venezuela, comandante Hugo Rafael Chávez Frías, a quien llamaba “zambo”, lo mismo al mandatario de Bolivia, Evo Morales, a quien siempre calificó de “emplumado” y de “Evo suéter”.
Los dirigentes del FMLN no escapan a su diario escarnio, ya en la manipulación y distorsión noticiosa, como en los editoriales y comentarios escritos por su red de colaboradores, los calificativos van desde “rojos” y comunistas, hasta señalarlos de supuestos actos de corrupción nunca probados.
En este sentido, ¿cómo pueden los padres de familia “enseñar disciplinas básicas a sus hijos comenzando con la lectura”, cuando los recursos utilizados por el editorialista son la difamación, la discriminación y el racismo? Con semejantes faltas de respeto e insultos a mandatarios no se puede inculcar normas y reglas de conducta a los educandos.
“Hay enseñanzas cívicas y morales de primer rango”, escribe el editorialista. Los ejemplos citados serían suficientes para rebatir sus argumentos; pero el faltar a reglas básicas del periodismo como la ética, la lealtad, el honor, la veracidad y el profesionalismo, también lo desacreditan para autonombrarse el “libro de los pueblos”.
El Diario de Hoy con sus permanentes ataques y difamaciones contra el gobierno, el hacer suyas las “críticas” de ciertos sindicatos, asociaciones y grupos de fachada del partido Arena, lo incitan “al odio, a la discordia entre grupos”, contrario a lo afirmado en su atolondrado editorial.
“Un buen diario se cuida mucho de no tener que rectificar, por lo que consulta diversas fuentes para contrastar versiones”, es lo ideal para hacer un periodismo decente, profesional, ético; pero no es lo usual en El Diario de Hoy, siempre ataca los proyectos y las obras de instituciones y nunca concede espacio para la aclaración de los funcionarios. Las autoridades de la UCA han intentado refutar en sus mismas páginas las permanentes calumnias de este medio de propaganda; pero se han negado sistemáticamente a dar cabida a sus aclaraciones a pesar de que existe una Ley de Respuesta, para obligar a un medio a rectificar.
En este mismo orden nunca ha publicado las aclaraciones de la embajada de Venezuela, sobre todo en los años cuando diariamente difamaba al presidente Hugo Rafael Chávez, por la simple razón de no compartir su ideología y su posición contra los desmanes de la derecha fascista del país sudamericano.
El tipo de periodismo desarrollado por El Diario de Hoy no puede ser un ejemplo para los niños ni mucho menos para los estudiantes de las distintas escuelas de comunicación o relaciones públicas del país, mucho deberá corregir este medio para ser considerado como un ejemplo o “diario del pueblo”.