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No hay que desmoralizarse, pero hay que corregir

Salvo los 377,404 militantes y/o simpatizantes que le dieron, una vez más, el voto al FMLN –por lo que se merecen todo el respeto de las distintas estructuras del partido-, el resto de votantes de izquierda o progresistas abandonaron el proyecto de un tercer Gobierno de izquierda por segunda elección consecutiva, lo que, por supuesto, debe encender las alarmas.

Por supuesto, lo primero que tenemos que hacer los de la izquierda militante es no desmoralizarnos, y por tanto estar preparados a los ataques que no han cesado del equipo del Presidente Electo, porque en sus planes estará, sin lugar a dudas, acabarse al FMLN, y para, dentro de su lógica, ocupar ellos el lugar del Frente, aunque sin definición ideológica pública.

Y si bien, el FMLN terminó en bajo tercer lugar, tiene un ejército político suficiente para iniciar la recuperación de su militancia o atraer nuevos votantes, sino es que militantes, esto sería lo ideal, dado que hubo 2 millones 978 mil 661 que no quisieron ir a votar por ninguno de los candidatos.

El FMLN puede contar para iniciar su recuperación con esos 377 mil 404 ciudadanos (militantes y/o simpatizantes) para emprender el camino de la recuperación.

Claro, lo anterior pasa, por supuesto, porque la estructura trabaje de la mano, codo a codo, con esos miles que creen en el proyecto de izquierda en El Salvador, a los cuales habrá que cuidar manteniéndolos bien informados, pero sobre todo, formándolos políticamente y en lo posible, ayudándolos a que resuelvan, de forma colectiva, sus problemas y necesidades en las comunidades donde se encuentren de forma permanente, no solo cuando se acercan elecciones, que al parecer son algunos de los reclamos.

Es preciso también, investigar y analizar qué pasó. Es decir, donde estuvieron los fallos, tanto del partido como del Gobierno, y corregir cuanto antes, lo que se tenga que corregir, pues hay que mandarles un mensaje claro y preciso a los que “han castigado” al partido; al votar por otro candidato o porque simplemente se quedó en casa y no atendió el llamado de la “remontada”.

Los de izquierda fuimos formados en la crítica y la autocrítica, como factores inherentes a las leyes de la dialéctica. Solo así se podrá evitar que los enemigos de clase, a los que se han sumado los adversarios políticos, logren su cometido, destruir el único proyecto de izquierda en El Salvador.

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