Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Tras el anuncio del presidente de la República, Nayib Bukele, que donde está la Escuela Militar se construirá el Estadio Nacional de El Salvador, el presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), Ricardo Navarro, afirmó que en el país no es necesario más infraestructuras de ese tipo, pues ya se cuentan con dos, en referencia al Flor Blanca o “Mágico González” y el Cuscatlán.
“La construcción del Estadio Nacional de El Salvador es innecesaria debido a las afectaciones directas al medio ambiente, ya que estará en el área de la finca El Espino, la cual es una zona recolectora de agua. No necesitamos otro estadio, ya tenemos dos, podría entender que dijeran necesitamos otra escuela, otro hospital o universidad, eso no es una gran demanda, solo sirve para hacerse videos”, enfatizó Navarro.
Asimismo, dijo que aprovechando la cooperación del gobierno de China lo más conveniente es invertir esos recursos en mejorar el servicio del agua y reparar la distribución subterránea en el área de San Salvador y otras zonas del país; reducir la contaminación, pedir asesoría para reducir la corrupción que hay en su gobierno, reducir la pobreza y generar pequeñas empresas.
“Hay cosas más importantes que pudieran haber beneficiado al país más que un nuevo estadio, aparte que lo quieren poner en la finca El Espino, una zona recolectora de agua lluvia, cuántos años hemos venido luchando para que esa zona no sea destruida, para qué seguir impermeabilizando más el terreno. Quisiera sugerirle al presidente de la República que contrate alguien que le ayude a pensar lo que en realidad El Salvador necesita”, sostuvo el ambientalista.
A criterio del presidente del CESTA, en las instalaciones de la Escuela Militar en vez de construir el mega estadio se debería arborizar, además, iniciar con reducción del ejército y cambiar su actitud, en lugar de tener aviones sería mejor contar con helicópteros, los cuales pudieran evacuar a la población en un terremoto e inundaciones.
Ley General de Recursos Hídricos
En cuanto a la Ley General de Recursos Hídricos el ambientalista consideró positivo varios enunciados como el reconocimiento del derecho humano al agua y la no privatización, pero al analizar la estructura de la normativa pareciera que se hizo con el objetivo de no cumplir con el derecho humano al agua, no brindar un buen servicio y potenciar la privatización.
Con el tiempo la población se va a sentir decepcionada del servicio y va a ser sensible a las ideas privatizadoras que hagan sectores empresariales interesados, es decir, esta ley no es privatizadora sino promotora de la privatización; además, escoger al que tiene dinero para pagar el agua sobre quien tiene la necesidad del líquido, pero no tiene los recursos, debilitará el ejercicio del derecho humano al agua. “La causa fundamental es la naturaleza de la Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA), en el artículo 10 de la ley se le asigna autonomía financiera, lo cual significa que ASA debe operar con los recursos que pueda obtener de la venta del agua. Esto significa invertir decenas o quizás centenares de millones de dólares, y este dinero lo deberá obtener de los usuarios. Esto conduce a la sobre explotación del recurso y al deterioro del servicio en el futuro”, aseguró.
Sin embargo, para brindar un buen servicio ASA debe reducir las fuentes de contaminación del agua, rehabilitar las zonas recolectoras de agua lluvia, llevar el agua a muchas zonas donde no se tiene el servicio y en el caso de San Salvador, reparar toda la red subterránea de distribución del agua.
Según el ecologista, en el artículo 40 de la nueva normativa se debería haber establecido como objetivo el aprovechamiento integral del recurso geotérmico, en particular utilizar el agua de desecho para el mantenimiento de balnearios como se hace en Japón, en vez de contaminar térmicamente otros cuerpos de agua con los desechos geotérmicos.
Otra de las incongruencias de la ley es el artículo 6, que pone como parte del dominio público hidráulico al bosque salado, dejando fuera al bosque no salado, cuando toda la masa boscosa del país tiene incidencia en términos hidráulicos. Mientras que, en el considerando VII se utiliza el término “variabilidad climática” cuando lo correcto debería haber sido utilizar el término “cambio climático”, ya que la variabilidad es el resultado del caos inherente en el sistema climático producto de la complejidad del sistema.
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