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Yaneth Estrada
@caricheop
Ante las acusaciones de arbitrariedades del Sindicato de Trabajadores del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (STISSS), el ministro Rolando Castro aclaró: “yo no voy a descalificar a nadie, porque son mis excompañeros de lucha”.
El ministro aprovechó para advertir que en este período (2019-2024) “no se le darán credenciales a sindicatos fraudulentos. Se les va a dar a los verdaderos representantes de los trabajadores que vengan acá, se presenten y cumplan con todos los requisitos”.
Roberto Méndez secretario general del STISSS acusó la semana pasada al ministro de Trabajo de “promover el conflicto para debilitar las organizaciones de trabajadores y así favorecer a la
empresa privada”.
Además, acusaron directamente a Rolando Castro de entregar
acreditaciones fraudulentas a Ricardo Monje y sus “secuaces”, para ilegitimar a la actual junta directiva del STISSS, cuyo plazo esta vigente hasta diciembre de este año.
¿Cuál es el verdadero?
Ante la interrogante de la prensa de ¿cuál de las dos dirigencias del sindicato es realmente la que representa frente al Ministerio de Trabajo?, Castro
respondió: “los sindicatos deben estar representados por la legitimidad que les dan los trabajadores, y luego legalizados en las instancias legales correspondientes, que es el Ministerio (de Trabajo)”.
“Nosotros todas las decisiones que tomamos son fundamentadas bajo el Estado de Derecho, antes acá se daban situaciones, como que con una llamada telefónica se daban las credenciales, eso ha terminado y ahora se hace un análisis inminentemente jurídico, y todo aquel que cumpla con los derechos de ley es el que va a ser inscrito”, dijo el funcionario.
También recalcó que actualmente, los sindicatos están totalmente desacreditados ante la ciudadanía, vinculados a corrupción, quema de llantas, protestas y hasta actos violentos.
Cabe destacar que en la presentación del Consejo Superior del Trabajo, parte de la tripartita ante la OIT para analizar el aumento del salario mínimo, Castro afirmó, “se acabó la persecución a la
empresa privada”, dejando de lado los intereses de los trabajadores, quien por principio son el fin del Estado.
