Oscar López
@Oscar_DCL
Como cada domingo los feligreses católicos llegaron a la cripta de Catedral Metropolitana para escuchar la reflexión del Evangelio, en está ocasión desarrollado por el sacerdote Jorge Barahona quien les instó a tener “coherencia de vida” entre lo que se profesa y lo que se hace.
“El Señor pide coherencia entre lo que se profesa y lo que se hace; es lo que quiere el Señor. Para ser buen cristiano se necesita ser buena persona, la persona está a la base porque no se puede ser buen cristiano y mala persona, es una contradicción”, dijo Barahona al reflexionar sobre la parábola del Buen Samaritano.
El religioso aseguró a los feligreses que la persona es la base para ser un buen cristiano, es decir, que si una persona es buena y realiza acciones para favorecer o ayudar a su prójimo, eso también implica que es un buen cristiano, que trata de poner en práctica el ejemplo de Jesucristo y de santos como Oscar Arnulfo Romero.
Al reflexionar sobre la parábola, el sacerdote explicó a los católicos que “el Señor lo hace con esa intención para que vean que lo importante es la persona; la ley está para poner orden pero está al servicio de la persona y la persona al servicio de Dios”, dijo.
El sacerdote instó a los feligreses congregados en la cripta a “ser el prójimo del otro”, es decir, que como cristianos se debe ir al encuentro de los necesitados. “Me tengo que preocupar por el que está desvalido, por el que está necesitado, me tengo que preocupar por corregir al que está en el mal, por hacerle ver su error, tenemos que ser el prójimo que viene a la ayuda del que está necesitado”, enfatizó Barahona.
El religioso aseguró a los católicos que Jesucristo es el ejemplo del samaritano, ya que llegó a la vida de cada uno a “sanar nuestras heridas” ocasionadas por el pecado que cada uno comete y en muchas de las ocasiones los cristianos “buscamos voluntariamente”.
“El Señor como buen samaritano viene nos sana, nos unge con aceite y con vino; y todavía paga y cuál fue la paga del Señor: su muerte en la cruz. El Señor es el prójimo de cada uno de nosotros, esto se traduce en un compromiso para dar nuestra vida por los demás, si el Señor me perdonó, tengo que perdonar a otro”, concluyó Barahona.