Álvaro Darío Lara
Escritor y docente
Así tituló, mi amigo, el conferencista motivacional y facilitador de Metafísica, Javier Álvarez, una interesante reflexión, que, gentilmente, envía semana tras semana, a un grupo de personas, que asistimos con regularidad, a sus interesantísimas conferencias los días domingos (11:00 am) o jueves (6:00 pm) en Plaza Kalpataru (Calle La Mascota, Nº 928, Colonia Maquilishuat) de San Salvador.
Esta valiosa reflexión, enfatiza un aspecto muy frecuente en nuestra sociedad moderna: el fijarnos obsesivamente en una situación, emoción o idea perjudicial, las más de las veces, y no poder desterrarla de nuestra mente.
Escuchemos, con detenimiento, a Javier: “Muchas veces hemos pensado excesivamente en situaciones que nos han desgastado, y nuestra mente solamente se ha enfocado en ello, olvidándonos de soltar el pasado y de vivir el presente. Nadie nos ha enseñado cómo se hace eso y por ello dejamos que la mente se “clave” en donde ella quiere. No te claves en cosas que no se pueden resolver y que ya pasaron, nadie se baña dos veces en el mismo río, porque el agua está fluyendo y esa es la lección que debemos atender primordialmente: aprender a fluir y no clavarse. Vive tus días con el corazón alegre, aunque aparente imperar todo lo contrario. Se original, se tú y verás que el universo conspirará para que se dé todo lo bueno que le pidas. Sintoniza tu mente y tu corazón con el Universo y la Vida Una. Te sugiero que busques un espacio de tu día y guardes silencio, respira profundo, siéntete genial y aunque no esté resuelta tu problemática, regálate ese espacio. Busca un jardín, una montaña, el mar; busca el lugar interior donde está la paz que necesitas. No te claves en lo que ya no se puede resolver, en lo que ya pasó, en lo de ayer, vive el hoy, disfrútalo, porque el tiempo pasa inexorablemente y no se detiene, y no nos queda otra que tomar las cosas con calma, y reírnos, y alegrarnos, y pasarla bien, en este momento, que es la mejor medicina para el alma”.
Por esa razón, la gran sabiduría poética de los profetas, dice en boca de Isaías: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. (43:18-19, RVR. 1960).
El aquietar la mente (“esa loca de la casa”, como la llamaba Conny Méndez), deberá ser nuestra urgente tarea diaria, para no sufrir por el pasado irremediable, por el futuro incierto, o por aquello sobre lo cual no tenemos ningún control.
El Sabio de Ojai, Krishnamurti nos lo recomienda: “…evitar la angustia incesante por cosas sin importancia, que absorbe la mayor parte del tiempo de mucha gente” (…) “Piensa más bien en lo que estás haciendo ahora y que sí puedes alterar, porque de eso dependerán los acontecimientos de tu siguiente vida”.
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