Brasilia / PL
Todo gobierno sin proyecto necesita un enemigo a ser combatido y nosotros somos hoy el de Jair Bolsonaro, pero no tenemos miedo y vamos a enfrentarlo, afirmó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Gleisi Hoffmann.
La sentencia de Hoffmann emergió en el portal Painel luego que Bolsonaro afirmara la víspera que con su investidura como presidente, Brasil comienza ‘a liberarse del socialismo’.
Al respecto, la senadora ironiza sobre la retórica del nuevo mandatario que se estrenó en el poder ‘sin mostrar lo que hará con el país’.
Según Hoffmann, Brasil tiene 15 millones de personas en la miseria y no universalizamos ni la educación básica y pregunta: ‘¿Dónde está el socialismo?’, del cual el excapitán del Ejercito quiere liberarse.
La presidenta del PT se reunirá el 14 de enero con líderes de la organización política, la cúpula de la Fundación Perseo Abramo y del Instituto Lula para comenzar a discutir la línea de actuación ante el ascenso de Bolsonaro.
‘Oposición es oposición’, advierte Hoffmann, quien, junto a otros parlamentarios de su partido, determinó no asistir a la toma de posesión de Bolsonaro, al alegar que esa asunción ‘marca no solo el cambio de gobierno en el país, sino la instalación de un nuevo régimen’.
Este Ejecutivo, remarca, resulta ‘caracterizado por la interferencia cada vez mayor de los militares en la vida política nacional, en alianza con la cúpula del sistema judicial brasileño (el Judiciario, el Ministerio Público y la Policía Federal)’.
Para el PT, el país salió de la senda de la democracia y del Estado de derecho.
Con la actitud de sus bancadas, el Partido de los Trabajadores comunicó a la sociedad que su postura será de confrontación con el nuevo régimen y Gobierno de Bolsonaro.
Denunció que el odio del presidente contra el PT, los movimientos populares y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ‘es expresión de un proyecto que, tomando de asalto a las instituciones, pretende imponer un Estado policial y desgarrar las conquistas históricas del pueblo brasileño’.
Insistió en que no compagina ‘con discursos y acciones que estimulan el odio, la intolerancia y la discriminación. Y no aceptamos que tales prácticas sean naturalizadas como instrumento de la disputa política’.