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En nombre de la corrupción

Eugenio J. Ríos

Un día sale un nombre, uno más al siguiente y así sucesivamente ¿lo común? Todos son ex funcionarios de Arena y no ligados a causas altruistas, desde Romeo Majano, pasando por Roberto Mathies Hill y Carlos Perla, hasta Francisco Flores Pérez, han sido tocados por la más escandalosa ola de la corrupción.

Las personas vinculadas a este partido fundado sobre los cadáveres de miles de salvadoreños torturados y asesinados por los Escuadrones de la Muerte, tristemente están señalados de actos de corrupción, es la marca de Arena, como una especie de característica o requisito a llenar para ser militante, muchos de ellos son acusados pero no condenados, a otros les siguen procesos judiciales.

La cabeza más visible y con mayor poder político, con olor a corrupción, fue el ex extinto Francisco Flores Pérez, tercer presidente de esta estructura macabra, el ex mandatario confesó ante una Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, haber recibido más de $20 millones del gobierno de Taiwán. Esos fondos  estaban destinados a la construcción de viviendas para damnificados por los terremotos y terminaron en cuentas de ahorro del partido Arena.

Uno podría decir es una especie de maldición la que persigue a los areneros, pero no, hay algo más: a esta gente le gusta amasar fortunas, vivir bien, tener carros de lujo, ser propietarios de ranchos de playa y residencia en zonas exclusivas. La manera más fácil encontrada fue hacerse miembros de Arena y luego funcionarios para luego con total impunidad saquear las arcas del Estado.

Lo han hecho por las más diversas vías: con licitaciones amañadas para ganar jugosos contratos, con las privatizaciones de los bienes del Estado para recibir comisiones y prebendas, con la fundación de empresas fantasmas para adquirir negocios y luego lucrarse de la venta y compras al gobierno y también utilizando recursos del Estado para construir viviendas.

El diputado Norman Quijano es un ejemplo: utilizó recursos de la ANDA para construir un pozo en una propiedad ubicada en el cantón Cangrejera, La Libertad. Cuando lo descubrieron intentó engañar a un grupo de periodistas llevándolos a otro lugar, donde por supuesto no encontraron indicios de construcción alguna. Este caballero también alteró los precios de tinta para impresora en su oficina de la Asamblea Legislativa.

El turno ahora es de Antonio Saca, último presidente del partido Arena, su Secretario Privado, Elmer Charlaix, quien es acusado por la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, de enriquecimiento ilícito, “un saqueo de fondos públicos”, confirmó el magistrado de la Sala de lo Constitucional, Sidney Blanco.

Además, César Funes, Julio Rank, Pablo Gómez, Francisco Rodríguez y Jorge Alberto Rodríguez, todos altos funcionarios del partido Arena y acusados de graves delitos como lavado de dinero, enriquecimiento y agrupaciones ilícitas. “Es la obscenidad más grande de abuso de poder”, dijo el magistrado Blanco.

Los cheques fueron sustraídos de cuentas institucionales y traspasadas a cuentas de particulares  del Secretario Privado de Saca, Elmer Charlaix, luego ese dinero se distribuyó directamente a varios funcionarios, prestanombres, diversas empresas y el partido Arena. La estructura del mal, de la perversión, de los hechos mafiosos, siempre aparece favoreciendo a unos o lucrándose con dineros provenientes del tesoro público.

Charlaix, miembro de Arena, es acusado de enriquecimiento ilícito por $18.7 millones. La suma podría ser más alta pues ha trascendido que dicho monto sólo corresponde a los primeros dos años de gobierno. Como ya es costumbre no tardaron las declaraciones de altos dirigentes de este partido argumentando que no reconocen a Saca como su presidente. Ante la fuerza de los hechos no hay excusa que valga. Los corruptos llevan una marca indeleble.

Charlaix, además de Secretario Privado, fue encargado de manejar gastos Reservados y Secretos, depositó en sus cuentas personales la bicoca de $15 millones 56 mil de fondos públicos. De acuerdo con la Sección de Probidad, sólo ha podido justificar $356 mil. El resto como fue la costumbre habría que buscarlo en las cuentas de ahorro del partido Arena.

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