Es muy común que la gente repita la frase: “una imagen, habla más que mil palabras”, por lo que les invito, al terminar la lectura, ver nuevamente la foto de esta nota.
Luis Rafael Moreira Flores
Colaborador
En un bolso de tela llegó “Normita”, sus brazos se notaban a lo lejos, los llevaba “zangoloteándose” detrás de la espalda de una mujer ( la hermana) que la cargaba. Cuando llegaron al lugar, justo en la cripta, fue colocada en una de las bancas delanteras, allí permaneció sentada durante todos el tiempo que duró la misa.
Sus grandes ojos sobresalían, también sus hermosos colochos, hacían juego con su vestidito, color rosa y cada una de sus delicadas costuras. Habían pintado su carita con alegría y entre sus manos colocaron el ramo de flores que más tarde dejarían en la tumba de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Para algunos la imagen pasaba inadvertida, pero era una hermosa postal que llamó la atención de toda la comunidad, quienes sonreían al ver a la inocente “Normita”, la muñeca de trapo que ese día simbolizaba una historia de vida, de quien la había creado.
Cuando la gente se acercaba en forma curiosa, a la muñeca, la hermana que la acompañaba, decía rápidamente: “ella se llama Normita…ella se llama Normita. Y en más de una ocasión “Normita” era saludada, tomada de la mano e incluso abrasada.
Sin embargo, a medida que la mujer que la había llevado hasta allí repetía el nombre con las personas de la Comunidad, su usual sonrisa desaparecía y ante los abrazos y muestras de cariño, o gestos de buena voluntad, dejaba entrever su tristeza en su voz y en sus ojos enrojecidos por las lágrimas, lo que denotaba que “Normita” estaba en ese lugar por ser un día especial.
El largo viaje de Normita
La historia de “Normita” que fue creada en Estados Unidos en los años 90´s, por una migrante salvadoreña, que dejó a sus hermanitas en El Salvador, refleja un sentimiento no de abandono, si no de amor a la familia.
Al llegar a Estados Unidos la hermana mayor, elaboraba muñecas de trapo, entre otras cosas, para ganarse la vida y sobrevivir en esa nación. Es ahí que confeccionó a “Normita”, que la hacía recordar en todo momento a su hermana más pequeña.
Con el pasar de los años, una de las hermanas que quedaron en el país, viajó a Estados Unidos para reencontrarse con la hermana que hacía las muñecas, pero quien estaba enferma y de avanzada edad.
En una de las reuniones salió a la luz la historia del sentimiento con que fue elaborada “Normita”, y aprovecharon para poderla mandarla a El Salvador y ser entregada a su dueña original. En los meses siguientes la hermana mayor murió en Estados Unidos (2024), un golpe grande para las hermanas.
Hasta esta fecha, “Normita” no ha podido llegar a las manos de su dueña., ya que el año pasado por una llamada anónima fue detenida por el régimen de excepción, sin derecho a defensa, ni ningún contacto con la familia.
Este 7 de febrero de 2025 cumple un año de sufrir en carne propia los calvarios de miles de detenidos inocentes, que pasan año con año en las cárceles salvadoreñas, siendo únicamente un número más en la historia.
Y es por esta razón que el pasado 2 de febrero, día de Candelaria, la dueña de “Normita” , que es la hermana menor y se llama Norma no pudo festejar su cumpleaños número 55, al lado de su familia, ni de su comunidad católica.
Ahora solo su hermana, que sabe de la injusticia que sufre la dueña de “Normita”, carga en sus hombros, en una bolsa de tela, a la muñeca de trapo, que también tiene su historia de amor, migración y separación familiar, pero sobre todo que guarda la esperanza y la fe de ver nuevamente en libertad a Norma.