Sao Paulo / AFP
Defensores de la selva en Brasil han pedido protección y denunciado durante años amenazas por parte de madereros y otros grupos que ingresan a la tierra indígena Arariboia, en la Amazonía, para explotar sus recursos, dijo el domingo la investigadora Sarah Shenker.
«La violencia y las amenazas de muerte contra los guardianes ocurren hace años», dijo en entrevista con AFP Sarah Shenker, investigadora de la organización Survival International, sobre los «Guardianes de la Selva», un grupo que intenta proteger tierras indígenas en Maranhao, en el noreste de Brasil.
«Tres guardianes fueron asesinados, además de decenas de [indígenas] guajajaras. Hay mucha impunidad, las autoridades no tienen voluntad de proteger la tierra indígena», agregó.
La noche del viernes dos líderes indígenas de «Guardianes de la Selva», Laércio y Paulo Paulino Guajajara, fueron emboscados por madereros en Maranhao.
Paulo Paulino murió en el lugar y Laércio huyó con heridas de bala en el brazo y la espalda, informó la secretaría de derechos humanos de la gobernación de Maranhao.
«Llegaron disparándonos. Dispararon, me dieron en el brazo. Cuando miré, Lobo [Paulo], del otro lado, lo vi en el suelo, con la mano en el cuello. Ni vi cuando le dispararon, fue tan rápido, muchos tiros. Huí», dijo Laércio en declaraciones a la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai).
Pero este líder indígena ya había denunciado las amenazas varias veces, entre ellas en un video divulgado por Survival International en octubre de 2018: «Nos quieren matar a todos».
«Guardianes de la Selva», que comprende más de un centenar de indígenas guajajara, surgió como iniciativa en 2012 para resguardar la tierra Arariboia, hogar para unos cinco mil indígenas de los pueblos guajajara y awá. Estos últimos viven aislados, amazonia adentro.
En junio los guardianes divulgaron un video advirtiendo sobre el recrudecimiento de la situación.
«Los madereros están pagando a pistoleros para matar a los guardianes. Estamos preocupados con esas amenazas. Ya hubo disparos a casas de guardianes. No queremos guerra, sólo queremos resistir», decía entonces Olimpio Guajajara, coordinador del grupo, quien aparecía sentado adelante de Paulo y Laércio, y pedía protección a las autoridades.
«El gobierno es responsable por haber creado las condiciones para que el crimen ocurriese», dijo Shenker quien cree que la violencia en la región se ha recrudecido durante la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro».
«Sus palabras racistas y propuestas genocidas, anti indígenas, dan una especie de luz verde. Los invasores se sienten con más confianza para invadir con impunidad», dijo la experta.
Bolsonaro ha expresado su desacuerdo con la demarcación de tierras indígenas, establecida en la constitución nacional, y defiende la explotación comercial de estas áreas que albergan a 517.000 indígenas, según el último censo.
El secretario de Derechos Humanos de Maranhao, Francisco Gonçalves dijo que en septiembre solicitó al Ministerio de Justicia y a la Funai acciones «urgentes» para proteger a los indígenas, debido a los conflictos en la región.
Funai lamentó en un comunicado la muerte de Paulo y anunció que envió una asesoría técnica especial. «En este momento la preocupación es solucionar cuanto antes el conflicto», dice el texto.
El ministro de Justicia, Sergio Moro, escribió en Twitter que no ahorraría «esfuerzos para llevar los responsables del crimen ante la justicia».
«Estaremos atentos para ver si el ministro cumple su promesa», dijo Shenker, que estuvo con Laércio y Paulo Paulino Guajajara en Maranhao en abril.
La extracción ilegal de madera noble y la deforestación para ganado son apuntados como los principales motivos de las invasiones en la región amazónica, casa para decenas de pueblos indígenas, algunos de ellos no contactados.
«Somos un impedimento para ellos», comentó Laércio en la entrevista de 2018. «Cuando un indígena nace, es guardián de origen. El mundo nos necesita para respirar, vamos a luchar hasta el fin», dijo.