Mauricio Vallejo Márquez
Escritor y coordinador suplemento Tres mil
Somos esclavos
la cotidianidad apenas nos sostiene en un grillete
como si camináramos en una cuerda floja
sin que nadie sienta el filo de las frías esposas
ni el peso que nos va reduciendo antes de la noche
que lentamente van enconándose en nuestra piel
y cruzamos las avenidas
y las calles tristes y cabizbajos
por no saber que vamos tristes, tristes tristes
siempre tristes
y vulneramos nuestros espacios cada mañana,
mientras el transporte colectivo apenas avanza
y lo esperamos con el temor del cuchillo y la bala
en cada parada al ir en tránsito, en cada cuadra
y al llegar a casa la ropa de la incertidumbre y el dolor
sin que nadie haga nada
para sustentar por siempre el gen egoísta
que nos habita y crece en cada escalón de poder
y así el jefe es un pequeño verdugo
y el subjefe y el compañero
verdugos víctimas de sus clientes, del Gobierno
de la vida,
verdugos y capataces de todo y de todos
esclavos
prisioneros
números
empleados
hombres
mujeres
salvadoreños
anónimos autómatas que ocupamos espacio
y enriquecemos al resto de la pirámide
en tanto nos vaciamos, envejecemos
como si vegetáramos en espera de la muerte
y cuando los días nos han dejado canas y arrugas
nos percatamos que no valía la pena
que no había que luchar por quién nos puso cadenas
y que la salvación nunca estuvo en los colores
siempre estuvo en una palabra:
nosotros.
Pero al día siguiente nos volvimos a levantar
para continuar en lo mismo hasta el final de los días.