César Villalona
El pasado 15 de septiembre, Bukele dijo que en el presupuesto de 2025 no se emitirá “ni un solo centavo de deuda para gasto corriente”. Y agregó que “ni siquiera vamos a prestar dinero para pagar los intereses de la deuda que nos heredaron”.
La primera afirmación la comentaremos después. Con respecto a la segunda (deuda heredada), Bukele pretende ignorar lo que su primer gobierno le dejó al segundo. Veamos algunos datos de los gobiernos de Funes, Cerén y Bukele.
Funes recibió del gobierno anterior una deuda de $10,387 millones y al terminar su mandato la dejó en $15,051 millones. El aumento fue de $4,664 millones. Sin embargo, parte de esos recursos permitieron financiar programas sociales y reducir la pobreza, del 37.8% de los hogares en 2009 al 31.8% en 2014.
El gobierno de Cerén aumentó la deuda en $4,190 millones y la dejó en $19,241 millones. Pero durante su mandato, que llegó hasta 2019, la pobreza disminuyó del 31.8% al 22.8% de los hogares.
¿Y qué pasó en el primer gobierno de Bukele? Que elevó la deuda hasta $30,845 millones en mayo de 2024. O sea, la subió en $11,604 millones (más del doble de los dos gobiernos del FMLN). ¿Y qué hizo con ese dinero? Nada bueno, pues en su gobierno la pobreza aumentó del 22.8% al 27.2% de los hogares.
La herencia que el primer gobierno de Bukele le dejó al pueblo fue horrible: más deuda y más pobreza. Y su segundo gobierno, que es de facto, lleva un rumbo peor.