Álvaro Darío Lara
Escritor y poeta
Un calmo mediodía de domingo estuvimos de visita en el Museo de Arte de El Salvador (MARTE), un lugar fascinante, al que solemos ir continuamente, en pos del alimento espiritual.
En esa ocasión, el MARTE volvió a maravillarnos. Primero, con una hermosa exposición de Maya Salarrué, titulada: “Ilustraciones: de la historieta a los cuentos”. En ella, el activo espectador, podrá solazarse con un conjunto de obras, dominadas por los colores brillantes, la expresión y tratamiento ingenuo, la falta -en ocasiones- de perspectiva, que son características de lo que dio en llamarse “arte naíf” o “arte primitivista”, y que en el país ha contado con significativos referentes como: José Nery Alfaro e Isabel Mimo. Una corriente muy sugerente, que testimonia el paisaje natural y humano de nuestras sociedades latinoamericanas. Hay que recordar que Maya (María Teresa Salazar Arrué, 1925-1994) fue hija del Gran Sagatara, y que además ilustró la ya clásica edición de “Cuentos de Cipotes” de 1974.
Cerros, animales de corral, seres de Cuscatlán, sobre todo, niños, mujeres y ancianos, aparecen por estas témperas sobre cartón. Una riqueza, un lujo vital, una ebullición de comercio, trabajo, religiosidad y misticismo, distinguen estas piezas. Además integra la exposición unas ilustraciones de Maya -en tinta sobre papel- para las historietas de Dick Turpin -ese bandolero inglés del siglo XVIII- que inspiró leyendas y novelas, así como otros personajes: Herr Profesor Kock, Bang O’ Peter (El Hijo del Rayo) y los Cíclopes Gigantes, proyecto, que según entendemos, nunca se concretó en cuanto su publicación.
Del trabajo de Maya Salarrué, transitamos a la siguiente sala: “Cervantes, El Quijote y Toño Salazar”. Se trata de una serie de dibujos alusivos a Don Quijote, que el artista preparó para una edición, que de dicho clásico, haría la editorial argentina Losada; sin embargo, la empresa zozobró, aun cuando la obra ya había sido concluida. Se trata de una apropiación muy personal, amena, festiva, irreverente –no podría ser de otra manera, en el caso del gran humorista del lápiz- que nuestro Toño efectúa de las venturas y desventuras del Caballero de la Triste Figura.
Finalmente, estuvimos frente al “Proyecto Monstruo”, donde participa un grupo numeroso de jóvenes ilustradores, que bajo la curaduría de Simón Vega, sorprenden en un espacio “no apto para menores de 12 años”, o en su defecto “acompañados de un adulto”, según reza un rótulo colocado en la estancia.
Las obras están constituidas desde soportes tradicionales hasta instalaciones, arte-objeto, modelados en masilla e intervenciones muy amplias en las paredes. Son los monstruos de un monstruoso país, plagado de suciedad, corrupción, fanatismo, violencia, intolerancia y toda clase de injusticias y abusos. Es difícil calificar esta denuncia de hipérbole, ya que la realidad pareciera desbordar la imaginación de los artistas. Su discurso estético revela muy bien, los ámbitos, fortalezas y falencias técnicas y artísticas de sus creadores.
La mayoría de las exposiciones se extienden hasta enero. Visitarlas para todos aquellos amantes del arte, será, en realidad, una gran experiencia ¡Felicitaciones al Museo y a los organizadores!
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