NUBLADO
Evenor Saavedra.
El rumor ausente de la lluvia te mece en la hamaca del tiempo.
Ahí está la noche, negra de polillas perdidas.
La brisa fría te recuerda la triste silueta
que se alejó entre el asfalto y un cielo nublado.
Caídas las horas, acompañan al grávido espíritu;
impotentes las hojas, sufren cada gota calcinante
que, con tortuosa paciencia, borra el argentado paso del caracol.
Cuadros, cuadros…
Cuadros y más cuadros a tu paso,
la acera no te lleva a donde se fue ella.
Colgado en la negrura, espera el amo del suspenso,
mientras un coche perdido, con un pitido en el delirio,
abruma de soledad a los borrachos de lágrimas,
los bolos llorosos de siempre.
Aquí en este mundo de calles,
aquí en este mundo de noches,
la lluvia no te borra, pero no deja de caer,
la lluvia no te borra, pero no deja de doler.
Aquí, mientras haya vida se camina,
aunque se te escurra el destino
gota a gota del bolsillo.
ESPIRAL.
Pequeño rincón de invierno tropical,
reposo de las miradas extenuadas,
el misterio de tu secreto
se me escapa
como la brisa
se escapa
acaricia
y
se marcha.
Hundirse en tu invierno
hundirse hasta los huesos,
es principio del cicloAmor
la tierra
desplegando su sueño
el cielo
esperando lo eterno.