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Eduardo García, director de PRO-BÚSQUEDA. Foto Diario Co Latino.

“Nuestra investigación aporta a la verdad y la justicia”: Eduardo García

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

“Huellas de la Memoria” es una investigación sobre el Operativo Militar Teniente Coronel Mario Azenón Palma, ocurrida en agosto de 1982, en San Vicente. Eduardo García, director de Asociación Pro-Búsqueda, lo señala como un aporte a la verdad y la justicia, pero también una herramienta a los agentes del Estado, que deben reconstruir estos hechos de graves vulneraciones a los derechos humanos.

“Le estamos dando al Ministerio Público formas de investigar a base de indicios y pruebas documentales para la reconstrucción del pasado y así gratificar a esa madre o padre que busca a sus hijos o hijas, desde 38 años atrás”, manifestó Eduardo García en exclusiva a Diario Co Latino.

-¿Por qué la investigación del operativo militar Teniente Coronel Mario Azenón Palma?

Nosotros tenemos un caso desde el año 2012, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que tuvo una visita “in loco” hace un año, y mandaron un informe en mayo del 2020, en el cual admiten este caso de “Los hermanos Rivas”.

Se trata de cinco niños y niñas de una misma familia. Yo conozco personalmente a la madre de esos niños, Nicolasa, con ella hemos estado trabajando y levantando testimonios y reconstruyendo el caso. Es una mujer campesina de rostro curtido y manos rajadas por la tierra y el sol, pero es una mujer luchadora por sus hijos e hijas y le he dado mi palabra, le he comprometido mi palabra que le iba a prestar toda la atención que se debía a su caso.

Y en escasos ocho meses tenemos este documento de investigación. Este libro también es para demostrarle a la instancia pública, como la Fiscalía General de la República (FGR), a los jueces (Sistema Judicial) y la Policía Nacional Civil (PNC), que se puede investigar y que no es excusa el tiempo transcurrido o la negativa de dar información, cuando existen evidencias por todos lados.

-¿Esto marca un avance a casos de víctimas del conflicto armado?

Es un libro que puede ser utilizado y para que no se sigan burlando de las víctimas, como lo están haciendo con las víctimas sobrevivientes de El Mozote. Me impactó mucho en el juicio cuando un anciano que apenas podía caminar, le preguntaron que si había visto un helicóptero donde llegaron las tropas y que él respondió afirmativamente. Pero el abogado defensor de los militares lo confundieron con las medidas de metros a kilómetros, -se burló de él- cuando el testigo en su argot campesino habló de leguas, yardas, lo confundieron en los kilómetros por metros.

Y, ahora, con este documento de investigación, que incluyen informes periodísticos de la época, informes oficiales como los dados en la Asamblea Legislativa cada año; imágenes georeferenciales o levantamiento topográfico de los puntos claves para reconstruir cómo fue el operativo militar y los testimonios que son los más importantes de las víctimas sobrevivientes. Porque allí se incluyen datos del lugar a donde se llevaron a esos niños y niñas o el lugar donde aterrizaron los helicópteros.

-¿Cuánta certeza dan estos datos como para formar parte de pruebas de cargo?

Nosotros hicimos esos cálculos de la elevación de un punto, se midió la distancia donde estaban los testigos y donde aterrizó el helicóptero y se estableció la distancia exacta porque se hizo vía satelital. Sabemos que son 300 metros como afirmó el testigo.

Se hicieron pruebas de sonido desde la distancia del testigo al lugar donde aterrizaron los helicópteros y las personas que se llevaron, y como dijeron los testigos se pudo escuchar por los gritos claramente, porque hay buena recepción de sonido porque no hay obstáculos, es una caída libre.

Con esto demostramos que la persona que estuvo en esa posición y, en esa distancia pudo escuchar perfectamente cuando un soldado dijo “¿Quintanilla qué hacemos con los niños, los echamos o los bajamos?, y eso pesará en un tribunal como prueba. Además, al reconstruir el caso le damos robustez y a la veracidad de los testimonios de las víctimas que sobrevivieron.

-¿Con la información oficial que desafíos les planteó?

Se puede buscar información oficial -como ejemplo- los helicópteros que participaron en el operativo militar. Muchos testigos dicen que llevaban un número 2 o 5 en la cola, sabiendo ese dato pudimos determinar que de los 12 o 15 helicópteros en el país en agosto de 1982. Hubo solo 2 que tenían esa características. Por lo cual, se puede pedir la bitácora de mantenimiento de vuelo e incluso el nombre de los pilotos que los tenían asignados, les podemos preguntar si hicieron esos viajes y a dónde llevaron a esa gente.

-¿Cómo aportan las noticias de los periodístas a la investigación?

El operativo militar “Teniente Coronel Mario Azenón Palma”, tuvo como cien artículos publicados entre los periódicos La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, El Mundo y Diario Co Latino, que cubrieron esa noticia. La Fuerza Armada (FAES) llamó a los periodistas para que cubrieran sobre ese operativo militar en específico en un intento de darle transparencia.

Lo que curiosamente pasa es que, pese a tanta noticia periodística escrita, no hay fotos de las víctimas o los supuestos guerrilleros caídos en combate y si hablaron de cantidades exageradas (FAES) de terroristas muertos en combate, que en algunos casos superaron los 300. ¿Por qué cuando vamos a los informes que dieron (Sigfredo) Ochoa Pérez y Guillermo García, solo se ven 3 ó 4 muertos? Uno se puede plantear esa discusión, ¿cómo iban armados los terroristas para que 300 cayeran y solo tres soldados cayeran y uno de ellos, por accidente de tránsito?, ¿por qué si la guerrilla no tenía la capacidad de enfrentar al ejército, porqué la necesidad de lanzar un operativo tan grande?, ¿será que no eran guerrilleros, sino civiles desarmados?

-¿Con solo consultar las notas periodísticas?

Es una forma de cuestionar el artículo de esa época, pero también hay que rescatar lo que tiene veracidad, como la nota -que dijo- que hubo 22 niños rescatados por la Fuerza Armada y existen fotos de esos niños en el cuartel, entonces, es una evidencia patente que sacaron a esos niños de su territorio, de la zona rural en donde hubo un campo de batalla, que por esto los llevaron al cuartel, pero no se supo más de ellos y tienen esa información en su poder.

A eso hay que sumarle que Pro-Búsqueda tiene casos resueltos de esos operativos, son personas reencontradas que son testimonios andantes, como el Caso Contreras, en donde hemos podido identificar efectivamente que un elemento del Batallón Atlacatl se quedó con uno de los niños. Y el otro un trabajador se lo entregó a un oficial de la 5ta Brigada y con eso se reconstruye cual fue el hecho, el recorrido y como lo hicieron. A esos niños los asentaron con otros nombres en las alcaldías y esto es fácil, para demostrar ese accionar.

-¿Qué otro hallazgo obtuvieron con la investigación?

Se logró conocer que hubo un grupo de niños que se llevaron a Sensuntepeque, Cabañas, y el Juzgado de este municipio tiene un registro muy alto de adopciones de niños en ese año concreto de 1982.

Y que curiosamente, los casos son niños y niñas sin padres, y solo los inscribe la madre que están en estado de abandono; que no los pueden mantener y los dan en adopción.

Mucho más curioso la procedencia de estos niños y niñas, que no son de Sensuntepeque, sino (de los municipios) de Mejicanos, Ayutuxtepeque, San Martín, San Marcos y esto merece la pena ser investigado, sino fueron adopciones ilegales.

-¿Crees que este libro demuestra que no existen excusas de altos costos por tecnología o recursos humanos?

No, no hay excusa, y te puedo asegurar que en tiempo -este libro- nos ha costado unos ocho meses de investigación y en tecnología, nos ha costado la compra de un GPS, que oscila en los 300 dólares, no se necesita una cosa tan precisa como un GPS, también un teléfono celular y un software y ya tienes brújula para ubicarte. Y los software que hemos utilizado los bajamos de internet y son gratuitos.

No necesitan una gran inversión con una computadora con acceso a internet, un teléfono, un GPS y las ganas de investigar y profundizar su investigación o llegar a una biblioteca, hemeroteca y leer para un análisis contextual de lo que pasó en ese momento y comprender como se presenta la noticia, saber quién es el autor de la noticia para saber la intencionalidad del reportaje.

También, el rescate de los comunicados de COPREFA, con fuente de información militar también, hay Oficinas de Acceso a la Información, que también es con el que hemos reconstruido todo el cuadro de responsabilidad militar y no hay donde perderse.

-¿Por qué de la negativa oficial de la información?

A nosotros nos molestó mucho, cuando el Habeas Corpus, 119 del 2016, que fue a lugar para Pro Búsqueda, y la Sala de lo Constitucional ordenó al ministro de defensa a dar toda la información que se vinculara con el operativo militar Teniente Coronel Mario Azenón Palma, que se había pedido su investigación como la “Guinda de Mayo”, nombre popular que le dio la población que había huido en ese mes.

Y el ministro -en ese entonces- David Munguía Payés dijo que no había información y que absolutamente desconocía si se había dado ese operativo y no había registros que en agosto de 1982, se hubiera dado algo así.

Entonces, nosotros le entregamos un informe de labores, entregado por el Ministro de la Defensa de ese entonces, en el cual detalló que en 1982, se dieron cinco operativos de gran envergadura Guazapa, Torola y el Azenón Palma. Y curiosamente dentro de la 5ta Brigada hay una escuela con bachillerato que fue asumida por el Ministerio de Educación en la presidencia de Mauricio Funes, que conserva el nombre de este militar. Y me gustaría saber cuando celebran el Día del Maestro, que historia le cuentan a los alumnos sobre el nombre de su escuela. Nosotros le hemos propuesto a la actual ministra de Educación que cambie los nombres de varias escuelas, porque son alusivos a criminales de guerra u operativos militares.

– ¿Quién fue Azenón Palma?

Sabemos que fue un militar que murió luego del disparo de un francotirador de la guerrilla en 1982, lamentablemente su familia, se lo están recordando por las masacres de El Calabozo y La Conacastada, supongo que debió ser oficial muy queridos como para dedicarle un operativo en su honor y con esta acciones de 1982, le dedicaron una masacre en su honor. Nosotros hemos pedido que le cambien el nombre al operativo y la nombre por Las Víctimas de la Masacre de El Calabozo para que cuando se hable del aniversario de este operativo se hable de las víctimas y no los victimarios.

-¿Cómo obtener el libro Huellas de la Memoria?

Lo que hemos publicado en este documento no necesita orden judicial para tener acceso. Pro-Búsqueda demuestra que toda la información y datos del libro están al alcance de los ciudadanos y no me explico como instituciones del Estado con capacidad presupuestaria para investigar no lo hace y no lo documenta.

Este libro se ha repartido a personas que trabajan los derechos humanos, para que le sirvan como referencia y como se documentan estos procesos. Y también, lo hemos entregado a fiscales y jueces para que vayan sabiendo de la historia y como deben ser investigados estos casos, que por su particularidad, sabemos que no son tan fáciles de investigar como en las escenas de delitos actuales, pero se pueden construir a partir de un trato adecuado a las víctimas y consultar otros documentos oficiales o particulares.

-¿Qué lecciones les deja esta investigación?

Esta es una forma de adaptarnos al tiempo, cuando nació en 1994, Pro-Búsqueda, era impensable que el Estado te diera información, no había una Ley de Acceso a la Información o el Instituto de Acceso a la información Pública (IAIP), solo la prueba testimonial de las víctimas y la buena voluntad de algún exmilitar o personas que supiera de algo y dijera la verdad.

Pro Búsqueda pensó que iba a tener éxito en 50 o 100 casos de este tipo de reencuentros, y creo que el Padre Jon Cortina estuvo trabajando en la institución con esta idea y se equivocó, porque son 500 casos resueltos, mucho más de las expectativas que se tenían. Entonces, esto nos ha permitido entender que necesitamos implementar otras formas de investigar y teniendo una Ley de Acceso de Información y tecnología sería una tontería no adaptarse, y este libro es el resultado de esto. Y estoy claro, que es un aporte a la verdad y la justicia.

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