(Pasado Gran Maestro de la Orden Rosacruz AMORC)
El Cósmico no castiga a uno para premiar a otro
El Cósmico no beneficia a una persona en detrimento o perjuicio de otra, stuff ni la apremiará para hacer algo que ocasione dolor o desgracia a otra. Por esa razón debemos dejar nuestros corazones y mentes abiertos a la recepción de los consejos y guías del Cósmico a través del Dios de nuestros corazones, viagra con la voluntad de estar siempre listos a seguir sus instrucciones, sabiendo que por algún medio que se nos proporcione se nos capacitará para llevar a cabo nuestra misión, sin causar desgracia o afectar a nadie. Por tal motivo debemos estar siempre listos y mantenernos receptivos y sin dudas a la inspiración interna.
Una práctica muy saludable es que examinemos siempre nuestra vida diaria para asegurarnos de que no estamos haciendo nada que no esté contribuyendo a nuestros mejores esfuerzos creadores.
Como dijimos antes, no hay forma alguna de que alguien pueda decirnos con toda exactitud cuál será nuestra misión en la vida, qué instrucción recibiremos o qué línea de trabajo se requiere que sigamos. Esto es algo que a cada uno de nosotros nos será revelado a medida que continuemos en la senda del progreso y el desarrollo.
No debemos desesperar por aquello que nos parezca falta de desarrollo psíquico o de adelanto material. Nosotros no debemos juzgar acerca de nuestra propia bondad o importancia en la vida ni de nuestra habilidad para servir al plan Cósmico, porque no somos quién para considerarnos jueces.
Es un hecho que debemos ser los últimos para juzgarnos a nosotros mismos y todo lo que podemos hacer es conservarnos firmes en la senda que ya hemos pisado. Tengamos presente que un gran desarrollo se está operando en nosotros, internamente, y que tal desarrollo no se manifestará externamente sino hasta el lugar y tiempo apropiados en que seamos capaces de servir nuestros propósitos.
Todos somos importantes en el esquema de las cosas y debemos esforzarnos siempre a fin de estar preparados idóneamente para el servicio que mejor podamos rendir.
Ésta es nuestra misión en la vida.
FORTALEZA
(Del libro EN VOS CONFÍO, de ediciones Rosacruces)
Peligros, infortunios, necesidades, dolores, padecimientos, es lo que con más o menos seguridad aguarda a todo hombre que viene a este mundo. Por lo tanto, ¡oh, hijo de la calamidad! desde temprano debes fortalecer tu mente con valor y paciencia para que puedas soportar, con apropiada resolución, lo que te espera de los males humanos.
Así como el camello soporta los trabajos y el calor y el hambre y la sed por los arenosos desiertos y no se desmaya, así la fortaleza de un hombre debe de acompañarlo a través
de todos los peligros. Un espíritu noble desdeña las adversidades de la fortuna; la grandeza de su Alma no le permite desfallecer. Él no cifra su felicidad en las sonrisas, y por lo tanto los ceños fruncidos no le hacen desmayar.
Como la roca en la playa, él permanece firme y el embate de las olas no lo perturba.
Eleva él su cabeza como una torre en una colina, y las flechas de la fortuna caen a sus pies.
En el instante del peligro, el valor de su corazón lo sostiene y la firmeza de su mente lo escuda.
Hace frente a los males de la vida como quien va al combate y regresa con la victoria en la mano. Ante el choque de las desgracias su serenidad mitiga el peso y su constancia las domina. Pero el espíritu timorato del hombre pusilánime lo traiciona y lo entrega a la vergüenza.
Cediendo ante la pobreza, desciende hasta la mezquindad; y al soportar humillado los insultos abre el paso a los padecimientos.
Como la caña sacudida por la brisa, así la sombra del mal lo hace temblar.
A la hora del peligro se siente embarazado y confundido; en el día de la desgracia cae y la desesperación agobia su alma.