*Dr. Héctor Mauricio
Arce Gutiérrez
hectorarcegutierrez@gmail.com
1. El problema migratorio de nosotros y nuestros hermanos centroamericanos con destino a la gran nación del Norte se encuentra en una etapa muy delicada y es de pensar que seguirá aumentando con o sin caravana, con sufrimiento para todos.
El Salvador siempre ha tenido un pequeño territorio y así será por los siglos. Las estadísticas reflejan un crecimiento de población de más de 12,000 nacimientos al año, lo cual no se puede evitar pues sería contra natura. Pero se pueden y deben elaborar políticas de educación sexual. El camino del tiempo nos indicará que la solución a la no inmigración y la consecución del empleo digno, de por sí es tarea difícil para cualquier gobierno del futuro que quiera erradicar el mal y especialmente brindar empleo para todos. Sabido está que es un derecho de toda persona emigrar de nuestro país a otro con los requisitos de ley.
La inversión criolla y extranjera que se haga en el país podrá aliviar la inmigración y también la oferta de empleo, pero solo será, según se insiste, un alivio. Y es necesario que se busquen y logren nuevos horizontes, otras fronteras y otros beneficios para nuestra gente, y puedan soportar los infortunios de la vida.
2. Si otros países del orbe hicieran apertura de sus fronteras para nuestros connacionales y el resto de centroamericanos, sería también un alivio y hay que darle la bienvenida y las gracias.
Tengo noticias de que la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador en la década de 1940-1950, y quizá a consecuencia de la 2ª. Guerra Mundial, brindaba la visa de turista y ofrecía la “residencia”: muchos salvadoreños se acogieron a esa buena medida y han vivido tranquilamente en el Norte dejando familia y haberes en esa tierra. Dios quiera que no haya 3ª. Guerra Mundial que daría lugar a que Estados Unidos ofrezca residencia a gente joven centroamericana. Esperemos que Dios no permita esa hecatombe.
Es de recordar que muchos salvadoreños que trabajaron en el Canal de Panamá, buscaron la residencia en el Norte y la encontraron por la facilidad que brindó la Embajada.
3. No siendo pesimista pero sí realista, el angustioso problema seguirá vigente sin saber predecirse hasta cuándo.
Sabido es que hay muchas dificultades en la ida y en el retorno de algunos que sufrieron ese calvario.
Sería alentador que algunos dieran sus opiniones al respecto pues no basta con pensar en empleos seguros para detener la inmigración.
4. En matutino reciente hemos afirmado que nuestro país no tiene porvenir seguro. Hace algún tiempo escribí sobre el futuro de nuestros abogados que ahora ya se gradúan por cientos y por 1966 y antes solo se graduaban 4 o 5 y ahora las graduaciones son masivas. Una pregunta: ¿dónde encontrarán trabajo? Igual reflexión lo es para todo titulado cualquiera que sea la profesión. En TV aparece un joven diciendo: “Tengo mi título pero no tengo trabajo”.
No tenemos espacio para nuestra gente y tampoco para los autos (carros) en la capital.
Finalmente, esperemos que han de venir ideas y soluciones, especialmente de las autoridades y del Gobierno.