Josué Parada/@jospadfoto
cada Viernes Santo en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, medical de Izalco, order la Hermandad del Santo Entierro de Cristo escenifica la crucifixión con la consagrada imagen del Señor del Descendimiento. Por más de un siglo este acto ha marcado la devoción de generaciones, pero este año, la crucifixión de Jesucristo se realizará en una cruz nueva, donada por Douglas Cabrera, miembro de la Hermandad por más de 25 años.
La iniciativa surgió luego que la directiva de la organización religiosa se diera cuenta que la cruz antigua estaba dañada por el tiempo, y según cálculos, esta tiene más de 120 años de uso. Motivado por su familia Cabrera decidió donar la madera de bálsamo para confeccionar la nueva cruz.
“El proceso de elaboración de la cruz inició en abril del año pasado con la corta del árbol de bálsamo, luego la madera fue puesta a secar por seis meses, posteriormente la trasladamos a un aserradero para pulir las piezas”, explica el donante.
La cruz mantiene las mismas medidas de la cruz antigua, 5.10 mts de alto por 2.40 mts de ancho de brazos y tiene un peso estimado de 480 libras.
“Me satisface a mi y a mi familia, colaborar con estas tradiciones de Izalco”, agregó Cabrera.
Como dato curioso cuenta que el dueño del aserradero al darse cuenta que la madera sería utilizada para una cruz, decidió utilizar herramientas nuevas para hacer un mejor trabajo.
El 31 de diciembre la cruz fue ensamblada, días después la barnizaron. Las escaleras, que también son nuevas, y que utilizan los verdugos para subir a la cruz al momento de la crucifixión, fueron donadas por la señora Teresa del Valle, dio el árbol para la elaboración de estas.
La cruz y las escaleras fueron bendecidas en una misa el pasado 5 de marzo en la parroquia Dolores.
“Ya tenemos una cruz nueva. Una cruz que es impredecible cuanto va durar, cien, doscientos años, lo que Dios quiera tenerla”, manifiesta Joaquín Torres, presidente de la Hermandad del Santo Entierro de Cristo.
Alrededor de 700 socios conforman la hermandad, entre hombres, mujeres y niños, que son los encargados de llevar en hombros las imágenes de la pasión de Cristo durante la Semana Santa, siendo la principal la del Señor del Descendimiento, llevada a Izalco en 1882 y consagrada en 2007.
“Nuestra tradición es hacer sentir en los niños, en los jóvenes, que si hubo un Jesús, un salvador del mundo al que nosotros no debemos de olvidar. Vivir la tradición y la fe en nuestro pueblo es por que queremos que se mantenga esa fe que nos une”, dijo. Dicha hermandad realiza procesiones lunes y miércoles de la semana mayor y el Santo Entierro es el viernes Santo, con una duración de doce horas, en la que participan miles de feligreses.