Tantos años y tanto güiri, güiri para que en la “Nueva Ley de los Deportes” no se incluyan acuerdos específicos para beneficiar y masificar el deporte, como su acceso, para miles de pobres que lo practican en este país.
Los acuerdos que se marginaron de la ley son los siguientes: acceso gratuito a la práctica deportiva en general en los escenarios públicos deportivos; no se otorga estatus de Misión Oficial con sus respectivos viáticos a los contingentes que viajen al extranjero, pero sí se mantiene el arrendamiento de los escenarios públicos deportivos para actividades extradeportivas.
El problema en el acceso gratuito a la práctica deportiva radica en que el presupuesto, en su mayoría, es destinado a cubrir los gastos operativos y burocráticos del INDES.
Por ello, para que el dinero alcance, se debe priorizar el mayor porcentaje del presupuesto para subsidiar todo lo que integralmente signifique acceso gratuito a toda práctica deportiva”.
En tanto, un 30 por ciento se podría destinar para el funcionamiento burocrático, porque el dinero es para el deporte y no para subsidiar otras actividades.
Con respecto al arrendamiento de los escenarios públicos deportivos, el artículo 85 de la Ley debió quedar sin efecto, porque al final esto perjudica más al mismo deporte al utilizarse en pocas ocasiones esos fondos para remozar los escenarios que con el pasar del tiempo están peor.
Para muestra, un botón: el estadio nacional “Jorge Mágico González”, donde se han realizado una gran cantidad de eventos extradeportivos.
Es una lástima porque estos tres aspectos hubiesen significado un estimulante cambio radical para bien del deporte. La pregunta ahora es: ¿hasta cuándo?