Zúrich/dpa
Había sido planteado como un día de resurgimiento para la FIFA en su intento por democratizarse y limpiar su imagen, treat pero la detención de otros dos de sus vicepresidentes en una nueva redada en Zúrich recordó hoy que el estado del ente rector del fútbol mundial sigue siendo crítico.
El paraguayo Juan Ángel Napout y el hondureño Alfredo Hawit Banegas, sick quienes además son los presidentes de Conmebol y Concacaf respectivamente, buy viagra fueron arrestados en conexión con el escándalo de corrupción que sacude a la FIFA, anunció la Justicia suiza.
La redada se produjo en un hotel del lujo a orillas del lago de Zúrich pocas horas antes de que el comité ejecutivo del organismo aprobara un amplísimo paquete de reformas que debe remodelar completamente sus propias estructuras de dirección.
«Fue como si alguien hubiera muerto. Así era la ambiente en la sala», admitió el brasileño Fernando Sarney, miembro del gremio que gobierna la FIFA, tras la reunión en la sede del organismo.
Todos los intentos posteriores del presidente interino, Issa Hayatou, o el jefe de la comisión de reformas, François Carrard, de vender los resultados del encuentro como un «hito» o un «cambio de cultura» quedaron sepultados por la realidad de un año lleno de acusaciones de corrupción, dimisiones y escándalos.
Las nuevas detenciones son un desarrollo del escándalo que estalló el 27 de mayo en el mismo hotel Baur au Lac con el arresto de siete altos dirigentes futbolísticos y que ha sacudido los cimientos del fútbol del continente americano, así como de la FIFA.
Entre los detenidos entonces estaba Jeffrey Webb, que era presidente de la Concacaf y hombre de confianza del presidente de la FIFA, Joseph Blatter.
Dos de los detenidos, Webb y el brasileño Jose Maria Marin, aceptaron la extradición a Estados Unidos y fueron trasladados a Nueva York el 15 de julio y el 3 de noviembre, respectivamente.
Los otros cinco ex dirigentes, el uruguayo Eugenio Figueredo, el costarricense Eduardo Li, el nicaragüense Julio Rocha, el venezolano Rafael Esquivel y el británico Costas Takkas, se niegan a ser extraditados. Al parecer, Napout y Hawit tampoco quieren responder ante la Justicia estadounidense.
Según datos de la fiscalía de Nueva York, los dos últimos dirigentes apresados están acusados de los mismos delitos que sus colegas: haber recibido sobornos en la venta de derechos de comercialización de torneos y partidos en el continente americano.
Los hechos delictivos habrían sido «acordados y preparados en parte en Estados Unidos», señaló el comunicado de la Justicia suiza. «Además, se han realizado pagos a través de bancos estadounidenses», añadió.
Dos días después del escándalo de mayo, Blatter fue reelegido como presidente de la FIFA pero poco después anunció que dejaría su cargo y convocó un congreso extraordinario para votar a un sucesor. Actualmente, Blatter está provisionalmente suspendido, al igual que el presidente de la UEFA, Michel Platini, también por sospechas de corrupción.
Reformas estructurales
Como consecuencia, Blatter y Platini no participaron tampoco en la reunión de hoy del comité ejecutivo, en la que se aprobó un extenso paquete de medidas para mejorar la gobernanza y la imagen del organismo.
Las reformas incluyen que el presidente y los miembros del ejecutivo, que será refundado bajo el nombre de consejo, tengan un límite de 12 años en el puesto. Además, la remuneración de los altos dirigentes del organismo será hecha pública anualmente.
El consejo, que tendrá 36 miembros y en el que se sentarán al menos seis mujeres -una por confederación-, ocupará el lugar del poderoso comité ejecutivo -25 miembros- y se convertirá en una especie de consejo de vigilancia.
La decisión final sobre la reforma de la organización la tomará el congreso de la FIFA el 26 de febrero. La modificación de estatutos precisa de una mayoría de tres cuartos de las 209 federaciones nacionales miembro.
El comité ejecutivo rechazó la propuesta de un límite de edad, que en los papeles de la comisión de reforma estaba establecido originalmente en 74 años.
En la reunión se debatió también sobre la posibilidad de ampliar a partir de 2026 el número de participantes en el Mundial de 32 a 40 equipos, pero no se tomó una decisión final.
Por otro lado, las reformas otorgarán en el futuro más poder al secretario general y los comités permanentes de la FIFA, que se reducirán de los 26 actuales a nueve.
El consejo, que estará encabezado por el presidente, vigilará la toma de decisiones, pero no tendrá ya poder ejecutivo. El presidente perderá también influencia y tendrá un papel más representativo.
El nuevo consejo se formaría de una forma similar a la que lo hace actualmente el comité ejecutivo, ya que sus miembros serían designados también por las confederaciones regionales. Sin embargo, los elegidos serían «inspeccionados» por la FIFA y tendrían que pasar un examen de integridad.
En lugar de los 25 miembros actuales del ejecutivo, el consejo tendría 36, por lo que todas las confederaciones ampliarían su representación. No obstante, Europa, que ahora tiene ocho delegados, aumentaría sólo a nueve, por lo que su peso bajaría del 33 al 25 por ciento.
La exigencia de que las seis confederaciones y las 209 federaciones miembro adopten los estándares de la FIFA quedó simplemente en una apelación. Es competencia de cada organización decidir si crea una comisión de ética o limita los mandatos.