Daniela Genovez
Evidentemente la estrategia global del imperialismo dirigido a América Latina, no puede tener las mismas características que tuvo en las décadas de los 70 y 80, donde la persecución, tortura y asesinatos de líderes progresistas fueron el principal ataque disuasivo contra los intentos insurgentes en los países de la región.
Pese a la represión, los procesos políticos democráticos fueron avanzando hasta el punto de instaurar gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina, que han producido cambios políticos, sociales y culturales, uno de los avances significativos a nivel internacional han sido los procesos de integración, mediante la formulación de políticas exteriores independientes sin desconocer los intereses nacionales.
En ese contexto la derecha, en la búsqueda de la recuperación del poder, ha implementado nuevas estrategias de lucha no frontal con el llamado “golpe suave”. Nos enfrentamos a todo un plan integral de desestabilización, que ya ha tenido resultados recientemente en países como Argentina y Brasil, donde la oposición a través de prácticas conspirativas y con la instrumentalización del Poder Judicial ha arribado nuevamente al poder.
Este plan tiene ejes principales de ataque, principalmente el ahogamiento económico y el bombardeo mediático para catalogar de ineficiente la gestión realizada. Es aplicado de manera flexible según las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas de cada país, pero el elemento común en todos los escenarios es principalmente el ideológico.
La población está siendo bombardeada desde el punto de vista mediático con un discurso de “desideologización de las masas” enfocando el ataque contra los partidos políticos, al punto de generar la percepción de que estos son sinónimo de corrupción y que no son necesarios para el desarrollo social y económico de la sociedad.
En nuestro país hay varios sujetos que están jugando el rol de deslegitimar a los partidos políticos, principalmente los medios de comunicación que generan esa percepción de malestar en la población, (siendo la juventud el sector más vulnerable).
Por otro lado, el papel institucional está siendo impulsado desde la Sala de lo Constitucional, con una agenda política clara, dirigida al cambio del Sistema Político y Electoral vía jurisprudencial, que se ha observado en varias de sus resoluciones, por ejemplo la resolución 61-2009 emitida por la Sala de lo Constitucional que permitió las candidaturas no partidarias en el país, aun y cuando la Constitución es clara que la única manera de optar por cargos de elección popular es mediante los partidos políticos.
Ante este escenario los agentes replicadores del discurso imperial de “desideologización de las masas”, juegan un papel fundamental, desde una posición mal llamada “neutral” cuyo papel principal es deslegitimar el sistema de partidos políticos, manifestando un fuerte ataque contra el sistema de partidos políticos que está institucionalizado y reconocido por nuestra Constitución en el artículo 85, donde le da el reconocimiento a un “sistema político pluralista, expresado por medio de los partidos políticos, que son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno”.