Ricardo Olmos Guevara
Economista
El Salvador estableció este 20 de agosto relaciones diplomáticas y comerciales con el gigante asiático, la República Popular de China.
La presencia de este país en el mundo es más que elocuente y no solamente en el ámbito de las finanzas, sino que además en la producción mundial, definiendo además, puntos de la agenda de interés a nivel global. Por ejemplo, hace unos días esta potencia mundial intensificó su presencia en las instituciones internacionales como son el Banco Mundial, y el FMI, con derecho de voto, el cual fue incrementado. En el marco del asocio con el BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) se creó el Banco para el Desarrollo en donde China participa con el 41% de los US$ 100 mil millones en el momento de su constitución. Asimismo, China Continental ha ampliado su presencia en el Banco Asiático para el Desarrollo del cual forma parte. Además, este país ha incursionado con su presencia en el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, Banco Africano de Desarrollo y el Banco de Desarrollo del Caribe, constituyéndose como el país con la mayor representación del comercio a nivel mundial y, para América Latina, se ha convertido en el país con el mayor volumen de exportaciones a nivel planetario. En términos generales, a finales del año 2015 los préstamos extranjeros de este país ascendieron a la suma de US$ 328 mil millones. En segundo lugar, China Popular viene gradualmente incidiendo en las reglas de las instituciones internacionales con un consenso generalizado, teniendo a la vez la última palabra, con lo cual incide en las decisiones de esas entidades multilaterales. En tercer lugar, China Popular, viene realizando inversiones no solamente desde la participación directa del Estado y sus agencias, sino además en sus organismos estatales, alcanzando un poderío a nivel financiero global.
China Continental es el tercer país más grande del mundo, luego de Rusia y Canadá, con una superficie de 9,596,960 km², en donde residen más de 1,355 millones de personas, según su décimo censo nacional de 2010.
El nacimiento como República Popular de China se dio el 1 de octubre de 1949 luego de tres importantes sucesos: el primero, la derrota en el año de 1911 de la última dinastía que a lo largo de los años había prevalecido en el territorio; en segundo lugar, la gesta del heroísmo del Partido Comunista Chino con la derrota en 1930 del Partido Nacionalista Chino o Kuomintang de Chiang Kai-shek, el cual encontró refugio en la isla de Taiwán; y en tercer lugar, luego de la Segunda Guerra Mundial, China Continental logró su independencia y soberanía, habiendo además expulsado de su territorio al imperio del Japón.
Inmediatamente, la dirección del nuevo país inició el proceso de las reformas económicas y sus respectivos planes quinquenales, logrando resultados satisfactorios de crecimiento de la producción nacional. Ya para el año 1978 esta economía había sido la de más rápido crecimiento del mundo, pero es en el año 2014 que inicia la primacía mundial en términos del PIB medido en paridad de poder adquisitivo, como la segunda potencia por PIB nominal. Hay que decir que desde el año 1980 China presenta un desempeño económico con 9.1% de crecimiento anual de su Producto Interno Bruto, es decir, a lo largo de casi 37 años, lo que ha hecho que se posicione como la segunda potencia económica luego de los Estados Unidos de Norteamérica.
China es, además, el mayor exportador e importador de bienes y la primera potencia industrial. Es la locomotora del crecimiento mundial. China dispone del segundo ejército más numeroso del mundo, posee armas de destrucción masiva (armas nucleares) y cuenta con el segundo presupuesto militar después de Estados Unidos.
La República Popular China es miembro de la ONU desde 1971, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y es reconocida diplomáticamente por casi todos los países del mundo. También es miembro formal o informal de numerosas organizaciones multilaterales. Es, pues, superpotencia económica y militar emergente. Las preguntas obligadas por más de algún interesado son ¿cuáles son los beneficios para El Salvador al establecer relaciones diplomáticas con China Popular? ¿Cuáles pueden ser las apuestas de nuestro país en las áreas de mayor interés? ¿Cuáles son las nuevas oportunidades para El Salvador?
Se sabe que El Salvador estableció las relaciones diplomáticas partiendo del principio de una sola China, conforme a las normas fundamentales del derecho internacional y las relaciones internacionales, en provecho de los intereses fundamentales de los dos pueblos, por lo que en el corto plazo se prevé que las nuevas oportunidades de cooperación y otros ámbitos con este gigante asiático sean enormes.
Para los países como El Salvador, con la apertura de estas relaciones con Pekín, se generan nuevas oportunidades que deben ser aprovechadas, como pueden ser las oportunidades de ampliar el flujo comercial, convenios en materia de educación y cultura, instalación de empresas de mediana tecnología de empresarios Chinos o del Estado de ese país en El Salvador, beneficiando con mayor producción, empleo, así como transferencia de tecnología y especialización de la mano de obra salvadoreña, convenios específicos en materia de deporte, etc.
El Salvador no debe de sudar ni helado ni caliente por la furia del imperio de los Estados Unidos. Los intereses comerciales de El Salvador no son los intereses de los Estados Unidos, por lo que se vuelve oportuno realizar un plan estratégico nacional de mediano y largo plazo en donde estén los empresarios salvadoreños, el representante del Gobierno de El Salvador, y el representante de ese país asiático, que puede dar luces de demanda de bienes y servicios salvadoreños.
Además de lo enunciado anteriormente se pueden aprovechar otro tipo de oportunidades de inversión que fortalezcan la inversión pública y privada para generar producción y empleo nacional. Las prioridades de cooperación que deben de ser expuestas a esta nación asiática pudieran ser la modernización de su sistema de transporte público de pasajeros y de mercancías, por lo que la instalación de ensambladoras de unidades de transporte facilitaría la renovación del parque automotriz, mejorando la movilidad de los salvadoreños en la red vial, reduciendo los niveles de inseguridad y polución existente. La segunda prioridad es impulsar la realización del proyecto del diseño y puesta en funcionamiento de un tren rápido de personas y mercancías entre El Salvador y Guatemala, contemplando la conexión con el puerto de Acajutla, el Aeropuerto Internacional “Monseñor Romero” y el puerto de La Unión, con la traza en la parte sur del litoral salvadoreño.
Y una tercera prioridad será modernizar los sistemas de agricultura con nuevas formas organizacionales que eleven la eficiencia y productividad nacional. Estos tres proyectos nacionales elevarían la producción y el empleo en el corto plazo, generando sinergias positivas, construyendo las bases del desarrollo nacional.