@arpassv
Con una celebración “de lujo”, sick el país conmemoró la semana pasada el 23 aniversario de los Acuerdos de Paz. El evento tuvo la participación del mismísimo señor Ban Ki-Moon, tadalafil Secretario General de la ONU, buy cialis quien –además de participar en los actos oficiales– visitó la tumba de Monseñor Romero en Catedral Metropolitana y hasta comió pupusas en Olocuilta.
A la conmemoración antecedieron varios eventos políticos que crearon un contexto propicio para una celebración histórica: la firma de un compromiso interpartidario para dialogar sobre los grandes temas de país, la presentación del plan “El Salvador Seguro” elaborado por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y el lanzamiento del Plan Quinquenal realizado por la Presidencia de la República en consulta con diferentes sectores nacionales.
A esto se suma el agradable sentimiento nacional por la inminente beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y la eventual venida del Papa Francisco para proclamar a San Romero de América.
Así, este aniversario de los Acuerdos de Paz fue distinto a los anteriores. La majestuosidad de la celebración no pudieron ocultarla los medios hegemónicos y el ambiente de diálogo abortó momentáneamente la estrategia desestabilizadora de la derecha oligárquica que obligadamente se incorporó a las expresiones en favor de los concensos nacionales.
Pero –para que la conmemoración de los acuerdos que terminaron la guerra civil hace 23 años no sólo sea pomposidad y declaraciones de buenas intenciones– el país debe concretar nuevos acuerdos nacionales en temas económicos, sociales y ambientales urgentes.
En materia económica, la reforma fiscal progresiva es necesaria para hacer justicia tributaria, redistribuir la riqueza y proveer al Estado recursos suficientes para reducir la enorme desigualdad social acumulada. Adicionalmente deben buscarse acuerdos sobre el problema de las pensiones, renegociación de la deuda externa, lucha contra la corrupción, entre otros.
En el ámbito social, reducir la violencia e inseguridad es prioridad. Esto se lograría aplicando las medidas de corto, mediano y largo plazo propuestas por el Consejo de Seguridad que incluye acciones pertinentes para prevención de la violencia, control y persecución penal, rehabilitación y reinserción, atención y protección a víctimas, y fortalecimiento institucional.
En lo social también hay temas de reforma democrática que no fueron incluidos en los Acuerdos de Paz y deben retomarse, entre éstos la participación ciudadana directa a través de mecanismos de consulta popular como plebiscito y referendo, y la democratización de las comunicaciones.
Y en materia ambiental, no pueden esperar medidas urgentísimas como la aprobación de la ley de agua que permita recuperar y proteger los recursos hídricos, revertir el grave deterioro ecológico y garantizar el vital líquido a la población.