Por Hazel Ward
Jerusalén/AFP
Nuevos enfrentamientos tuvieron lugar el jueves antes de la reunión entre el secretario de Estado norteamericano John Kerry y el presidente palestino Mahmud Abas en Jordania para intentar frenar la ola de violencia en Israel y los territorios ocupados.
En el barrio árabe de Isawiya, en Jerusalén, cerca de 100 personas, entre ellos varios niños, intentaron bloquear la calle principal como respuesta al bloqueo por parte de la policía de las entradas al barrio con bloques de cemento.
La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes.
La tensión aumentó el miércoles con el anuncio de Israel de su intención de construir 200 nuevas viviendas en el barrio de colonización de Ramot, en Jerusalén Este, una decisión que «preocupa enormemente» a Estados Unidos, según la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
Tras meses de enfrentamientos, la violencia se ha extendido en los últimos días desde Jerusalén Este a Cisjordania ocupada y los pueblos árabes de Israel, creando el temor a una nueva intifada («levantamiento») de los palestinos.
Abas y Kerry se reúnen este jueves en Ammán, la capital de Jordania, para intentar frenar las tensiones, sobre todo en la Explanada de las Mezquitas.
Durante esa entrevista, que comenzó el jueves al mediodía, hora local, Abas tenía la intención de decir a Kerry que «las violaciones israelíes ya no pueden ser toleradas, especialmente cuando se refieren a la Mezquita Al Aqsa y Jerusalén», según su portavoz Nabil Abu Rudeina.
La Explanada de las Mezquitas, un lugar sagrado para judíos y musulmanes que incluye a la mezquita Al Aqsa, donde rezan miles de palestinos, se ha convertido en uno de los epicentros de la violencia.
Los palestinos están indignados por una campaña de grupos marginales de extrema derecha judíos que piden el derecho de rezar en ese lugar, aunque Israel ha sostenido en reiteradas oportunidades que no tiene intenciones de cambiar el viejo status quo, según el cual los judíos pueden visitarlo, pero no orar allí.
El miércoles, el ministro de Seguridad Pública israelí, Yitzhak Aharonovitch, anunció la instalación de detectores de metal y de sistemas de reconocimiento facial a la entrada de la Explanada.
«Vamos a aumentar la supervisión de la gente que entra en la zona, tanto de los judíos como de los musulmanes», indicó. Los detectores de metales habían sido retirados en el año 2000.
‘Línea roja’
«La posición palestina es totalmente clara: las violaciones israelíes son nuestra línea roja y no se pueden tolerar, en particular las tensiones y la escalada israelí en Al Aqsa y Jerusalén», dijo a la AFP el portavoz de Abas, Nabil Abu Rudeina.
Por su parte, el representante palestino ante la ONU, Riyad Mansur, pidió el miércoles en una carta al Consejo de Seguridad una intervención internacional.
«La flagrante falta de respeto a este lugar sagrado y a los fieles palestinos […] tiene que ser tomada en serio por la comunidad internacional», escribió.
El rey de Jordania, cuyo país custodia oficialmente la Explanada de las Mezquitas, también denunció la situación durante una reunión con Mahmud Abas antes de la llegada de Kerry y lamentó las «continuas agresiones y provocaciones en Jerusalén» por parte de Israel, según un comunicado oficial.
El representante del Cuarteto para Medio Oriente, Tony Blair, pidió a los líderes palestinos e israelíes que hagan un llamado pidiendo moderación y que «pongan fin a los actos hostiles y a las provocaciones», incluyendo la construcción de nuevas viviendas de colonización.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también pidió a ambas partes que hagan todo lo posible «para evitar exacerbar todavía más la tensión».