Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
Los testimonios de “Juan” y “Sol” coincidieron en que las órdenes dadas al Batallón Atlacatl fueron a través del Estado Mayor de la Fuerza Armada, con asesoría militar estadounidense, y que las víctimas fueron personas desarmadas de la población civil.
Ambos testigos, exsoldados del Batallón Atlacatl rindieron su testimonio bajo la Ley de Víctimas y Testigos bajo la protección a su derecho de su integridad física y la vida.
Fue la Fiscalía General de la República (FGR) que convocó a los testigos a declarar, tras un sólido biombo de madera, que los ocultaba de las partes involucradas en el proceso judicial que realiza el juez Jorge Guzmán Urquilla, del Juzgado Segundo de Primera Instancia, en San Francisco Gotera, Morazán
Fue el año de 1990 que Tutela Legal del Arzobispado, a cargo de María Julia Hernández, por encargo de monseñor Arturo Rivera Damas, quien tenían conocimiento de los primeras denuncias sobre la Masacre de El Mozote y lugares aledaños, que cuando se iniciaron las pesquisas, reseñó Ovidio Mauricio González, coordinador actual de Tutela Legal” Dra. María Julia Hernández”.
El caso de El Mozote y sitios aledaños ha dado la vuelta al mundo, como uno de los crímenes de Lesa Humanidad más agresivo del siglo recién pasado.
El caso esta fundamentado con las pruebas documentales por testimonios de víctimas, investigaciones periodísticas e informes científico forenses, realizados por un Equipo Antropológico Forense de Argentina.
La prueba científica balística y más de una docena de exhumaciones de víctimas forman parte de este proceso, indicó González.
“A lo largo de este caso histórico hemos tenido que superar miles de obstáculos. Originalmente, iniciamos con la denuncia de cuatro víctimas, porque la gente tenía miedo de declarar frente a las autoridades. También muchos se habían ido a refugiar a Colomoncagua o Mesa Grande”, reseñó.
La toma de los testimonios inició con un forcejeo argumentativo sobre la validez de utilizar la Ley de Víctimas y Testigos en el proceso, pero se zanjó, por la aplicación del Código Procesal Penal y Código Penal de 1973, con el fin de garantizar los derechos de los testigos protegidos.
“Llegamos y me quedé cuidando los equipos (sus compañeros), a cuarenta metros de distancia y podía ver cómo sacaban a las mujeres, ancianos y niños, de sus casitas de bahareque y tejas, vestían humildemente, las sacaron y las mataron, los soldados del Batallón Atlacatl”, declaró el testigo.
Los nombres de los jefes militares en la Masacre de El Mozote y sitios aledaños fueron repetitivos: los coroneles Domingo Monterrosa Barrios y Natividad de Jesús Cáceres, así como los capitanes Mauricio Duque Lozano, Juan Méndez, y el señalamiento que del Estado Mayor en pleno, de donde emanaban las órdenes a sus subordinados.
“No estaban armadas las personas que asesinaron. Yo les dije que era ingratitud lo que hacían con los niños”, al cuestionamiento de un abogado defensor de “¿por qué no hizo nada?, solo respondió, no era jefe”. En el resumen de la primera jornada con el testigo “Juan”, David Morales, abogado acusado, lo calificó de una importante aportación de prueba.
“Son pruebas muy relevantes, lo que reconozco como un paso positivo de la investigación, que ha dado el equipo de la Fiscalía General de la República. Como escuchamos es un testigo que estuvo presente en la Masacre de El Mozote y sitios aledaños, y que confirma plenamente los relatos que las víctimas han rendido en este tribunal, que tropas del batallón Atlacatl llegaron a estos lugares del Norte de Morazán, sitios previamente seleccionados para exterminar a la población civil que allí se encontraba”, resumió.
Mientras el testimonio de “Sol” fue contundente en cuanto a identificar la “cadena de mando”, dentro del estamento militar.
“El Estado Mayor decidía lo que iba a ocurrir con las personas. Eran mujeres, niños descalzos y ancianos, que los llevaron a la Iglesia católica y casas aledañas al templo. Yo recibía las órdenes de mi coronel Domingo Monterrosa Barrios”, relató.
A la pregunta reiterada de la defensa sobre la decisión personal de no hacer nada ante la situación, solo respondió enfáticamente, “tenía miedo, y no había tenido oportunidad de hacer esto”, expresó.
La sorpresa de la audiencia estuvo a cargo de los abogados defensores, quienes renunciaron al contra interrogatorio al testigo “Sol”, y prefirieron terminar con su intervención de sus defendidos.
Para Wilfredo Medrano, abogado acusador en defensa de las víctimas de Tutela Legal Dra María Julia Hernández indicó al final de la jornada, y reconoció que era una estrategia, a la que tienen derecho.
“Los testimonios son contundentes, que evidencian que el batallón Atlacatl tiene responsabilidad de planear, ejecutar y exterminar a la población civil. Ellos han establecido que fueron personas desarmadas, en su mayoría niños y niñas que también han establecido los 44 testigos, que ya han declarado que por una decisión del Estado conjunto de la Fuerza Armada, dieron la orden de a quienes iba asesinar, y hemos oído hasta los nombres de los jefes de compañía que están imputados”, resumió.
“Es una realidad la que oímos, he llorado recordando el olor a carne quemada de los cuerpos de la gente, pero le admiro la valentía, el coraje de decir la verdad”, opinó Dorila Márquez, de la Asociación de Víctimas de la Masacre de El Mozote.
Como víctima sobreviviente, Dorila felicitó a ambos exsoldados de tomar la determinación de romper el silencio, que se impusieron por tres décadas.
“Son muy valientes porque no solo dijeron la verdad, sino también, su arrepentimiento de lo acontecido, eso solo Dios. Sabemos que no participaron de la masacre que fueron solo testigos, pero tomaron valor para reconocer lo injusto del hecho de matar gente inocente”, acotó.
Para el jefe del equipo fiscal, la jornada fue positiva, y desechó de entrada que la decisión de retirar el contra interrogatorio al testigo “Sol”, por algunas diferencias en el testimonio de ambos militares, sobre la llegada y acciones, antes de llegar a El Mozote, o el número de compañías movilizadas en diciembre de 1981.
“Para mí, no son contradicciones de fondo, que vengan a invalidar su testimonio, cada quien, va manifestar el hecho de acuerdo a su visión. Recordemos que un testimonio es una visión muy personal, y esa fue una operación militar amplía, pero los testigos han coincidido en fechas, lugares, horas y han identificado a quienes participaron de los mismos”, concluyó el fiscal.
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