Por Manuel E. Yepe
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Moncada
A 41 años de la derrota de Estados Unidos en su guerra contra Vietnam, troche el Presidente Barack Obama inició el 23 de mayo una visita oficial a la nación del sudeste asiático que le propinó a la superpotencia americana aquel humillante descalabro.
A su arribo, Obama agradeció al Gobierno vietnamita la asistencia brindada a Estados Unidos para localizar los restos de sus soldados desaparecidos durante la guerra. Prometió ayudar en los trabajos por el retiro de minas terrestres y municiones no estalladas en el conflicto.
Antes de la deshonrosa capitulación de Washington en su asimétrica guerra contra Vietnam, los colonialistas franceses conocieron de la decisión independentista de los vietnamitas.
Al término de la segunda guerra mundial, Francia pudo restablecer su dominio colonial en lo que entonces se conocía como Indochina. En 1946, el “Viet Minh”, un movimiento independentista encabezado por el líder comunista Ho Chi Minh, combatía contra las tropas francesas por el control del norte de Vietnam usando tácticas guerrilleras desconcertantes para los colonialistas franceses.
Hacia fines de 1953, cuando ambas partes se aprestaban a iniciar conversaciones de paz, los comandantes militares franceses escogieron Dien Bien Fu, una aldea del noroeste de Vietnam cerca de las fronteras de Laos y China, como escenario para entablar la batalla definitoria de la guerra contra el Viet Minh.
Con la esperanza de obligar a los guerrilleros de Ho Chi Minh a una batalla convencional, los franceses comenzaron a instalar una guarnición en Dien Bien Fu. La mayoría de las tropas francesas y los pertrechos les llegaron por aire, aterrizando en la pista del fuerte o arrojados en paracaídas.
Los franceses suponían que cualquier asalto contra sus muy fortificadas posiciones fracasaría, desbaratado por su artillería.
Para marzo de 1954, el tamaño de la guarnición francesa en Dien Bien Phu había crecido hasta unos 16.000 soldados. Un 70 por ciento de esa fuerza estaba compuesto por miembros de la Legión Extranjera -soldados de las colonias francesas en el norte de Africa- y vietnamitas leales a los colonialistas.
Las posiciones de artillería que rodeaban Dien Bien Fu fueron controladas por los franceses pocos días antes del ataque inicial.
Pero la parte principal de la guarnición se vio sometida a un intenso y efectivo fuego de artillería desde las colinas que la rodeaban.
En una impresionante hazaña logística, el Viet Minh había arrastrado numerosas piezas de artillería colina arriba por entre espesos bosques que los franceses habían considerado infranqueables.
El comandante de la artillería francesa, desesperado al no poder responder el fuego de las bien defendidas y bien camufladas baterías del Viet Minh, fue a su refugio y se suicidó.
El intenso cañoneo del Viet Minh también anuló la pista de aterrizaje de Dien Bien Fu. Los intentos de los franceses de reabastecer y reforzar la guarnición mediante paracaídas se vieron frustrados por efecto de las ráfagas de las baterías antiaéreas de los patriotas.
Fue durante ese intento de reabastecimiento dos pilotos civiles se convirtieron en los primeros estadounidenses muertos en combate en Vietnam.
Entretanto, el Viet Minh iba reduciendo sostenidamente el área controlada por los franceses, aplicando lo que su comandante, el general Vo Nguyen Giap, describió como “una táctica combinada de desgaste paulatino y ataques en gran escala”.
Dien Bien Fu cayó en manos del Viet Minh el 7 de mayo. Por lo menos 2.200 efectivos de las fuerzas francesas murieron durante el asedio, y otros miles fueron hechos prisioneros. Entre los 50.000 patriotas vietnamitas que sitiaron la guarnición hubo unos 23.000 bajas, unos 8.000 fueron bajas mortales.
La caída de Dien Bien Phu estremeció a Francia y selló el fin de la Indochina francesa.
Tras la retirada francesa, Vietnam quedó oficialmente dividido entre un Norte comunista y un Sur no comunista, escenario para la intervención norteamericana que seguiría.
En 1963, mientras Washington se comprometía cada vez más en Vietnam, el entonces primer ministro soviético Nikita Jruschov le ofreció un desperdiciado consejo a un funcionario norteamericano. “Si quieren, vayan y peleen en las selvas de Vietnam. Los franceses lucharon allí siete años y al final tuvieron que irse. Tal vez los norteamericanos puedan aguantar un poco más, pero al final tendrán que irse también”.
El final de la agresión de la superpotencia estadounidense a Vietnam se recuerda con las imágenes filmadas y fotográficas de cientos de oficiales yanquis huyendo de la entonces pobre y retrasada nación vietnamita, ridículamente guindados de helicópteros agresores.
La Habana, Mayo 24 de 2016
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