Washington/AFP
El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió nuevamente al Congreso el martes aprobar una reforma migratoria este año, previo a una reunión de sus opositores republicanos para definir una posición sobre el tema.
En su discurso anual del estado de la Unión, Obama afirmó frente a los legisladores que «es tiempo de prestar atención al llamado de los líderes empresariales, sindicales, religiosos y las autoridades, y componer nuestro roto sistema migratorio».
El presidente estadounidense aludió a los estudios económicos que aseguran que una reforma migratoria contribuirá a la creación de empleo, impulsará el crecimiento económico y disminuirá el déficit.
«Así que hagamos la reforma migratoria este año», afirmó el mandatario en su discurso, en el que llamó a los congresistas demócratas y republicanos a hacer de 2014 un «año de acción» y lograr «avances juntos».
Ya en su discurso del año pasado, el mandatario había pedido a los legisladores aprobar en «los próximos meses» una reforma migratoria, pero las esperanzas no duraron mucho.
Resort para legisladores
El Senado estadounidense aprobó en junio, y con apoyo bipartidista, la más profunda reforma de la legislación migratoria en una generación, incluyendo entre otros asuntos la legalización de ilegales como la posibilidad de adquirir la ciudadanía estadounidense en un período de 13 años.
En cambio, los republicanos que controlan la Cámara de Representantes se han negado a llevar la cuestión a voto. Las dos cámaras deben adoptar una ley idéntica.
Esas posturas serán evaluadas y debatidas esta semana durante una jornada de reflexión y discusión interna de los legisladores del partido Republicano.
A partir del miércoles, los 232 diputados de la oposición republicana en la Cámara de Representantes se encerrarán en un resort en la costa de Maryland para buscar definir una posición unitaria sobre la reforma migratoria.
«El jueves (…) vamos a definir nuestras normas, principios de la reforma migratoria y tener una conversación con nuestros integrantes», dijo el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner.
«Y cuando nuestra conversación se termine, tendré una impresión más clara de aquello que nuestros integrantes tienen en mente», añadió.
Legalización o ciudadanía
Asesores legislativos admiten que varios de los republicanos en ese ‘retiro’ presionarán por una revisión completa de las leyes de inmigración, de forma que incluya un camino para legalizar la situación de 11 millones de personas que viven en las sombras en el país.
Según dijeron al diario The New York Times esas fuentes legislativas, la declaración de principios a ser definida no llegará a extender la ciudadanía a los adultos que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos, pero habría una excepción para aquellos que fueron traídos al país aún siendo niños.
Aunque la apertura del debate no garantiza la luz verde para una reforma, marca un avance en un tema que tiene años bloqueado en las filas republicanas.
«Cada vez más actores políticos reconocen que el estatus legal debe ser resuelto a través de un acuerdo», señaló Doris Meissner, experta del Migration Policy Institute en Washington.
«Eso no significa que quienes han apoyado una vía a la ciudadanía se van a rendir. Van a negociar muy duro por un programa de legalización lo más amplio posible», dijo Meissner a la AFP.
Los líderes republicanos han reconocido la necesidad de una reforma, citando el bajo apoyo al partido por parte de la creciente comunidad hispana, de cara a las elecciones presidenciales de 2016.
Sin embargo, han insistido en encarar el desafío de la reforma migratoria en pedazos, redactando propuestas específicas sobre frontera o visas, en vez de aprobar un paquete general, como lo hizo el Senado el año pasado.
«Resta por ver la verdadera (amplitud) del cambio» en los republicanos, afirmó Meissner.
Los sectores más conservadores del partido insisten en que la legalización de inmigrantes ilegales equivaldría a una amnistía, como lo señaló el lunes en un editorial la publicación conservadora National Review.
De acuerdo con la revista, la adopción de una «amnistía a extranjeros ilegales» es «un error no forzado», y «el camino correcto es fácil y claramente alcanzable: No hacer nada» en términos de inmigración.