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Obispos chilenos encaran cita crucial con el papa Francisco

Ciudad del Vaticano/AFP

Kelly Velásquez

La jerarquía de la Iglesia chilena inicia el martes en el Vaticano una serie de encuentros con el papa Francisco, una cita crucial tras la cual el pontífice prometió «cambios adecuados y duraderos» para impedir la pedofilia y su encubrimiento dentro de la institución.

Los 34 obispos, 31 de ellos en función y tres eméritos, se encuentran ya en Roma y mantendrán reuniones entre el martes y el jueves con el papa, a las que asistirá también el cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos.

Las reuniones serán individuales y en grupo y han sido programadas en una sala anexa del Aula Pablo VI, dentro del Vaticano.

«En primer lugar queremos comunicar nuestro dolor y vergüenza. Dolor porque hay víctimas de abusos y vergüenza porque esos abusos se produjeron en ambientes eclesiales», aseguró el obispo Fernando Ramos, portavoz de la conferencia episcopal, en una conferencia de prensa celebrada en la sede de Radio Vaticano la víspera del encuentro con el papa.

La convocación tiene lugar dos semanas después de que Francisco recibiera en un clima cálido y familiar a tres víctimas de abusos sexuales del sacerdote chileno Fernando Karadima, en una invitación especial durante la cual les garantizó que tomaría medidas para acabar con la pedofilia y sobre todo su encubrimiento dentro de la Iglesia.

Los obispos chilenos no se alojan en la Casa Santa Marta, la residencia del papa dentro del Vaticano, un gesto que algunos han considerado de particular distancia.

A las reuniones asistirá a pedido del papa el controvertido cardenal Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago de Chile y miembro del consejo de nueve cardenales que asesora al papa en sus reformas, quien podría dejar en pocos meses ese cargo oficialmente «por motivos personales», según el vaticanista Andrea Tornielli.

El purpurado fue acusado por las víctimas de Karadima de obstaculizar la investigación canónica contra el cura y por lo tanto será clave escuchar su versión.

«Vine con el corazón abierto», declaró el cardenal a la televisión y emisoras chilenas que lo esperaron en el aeropuerto.

Posible purga de cardenales y obispos

En un comunicado particularmente duro y extenso divulgado el sábado, el Vaticano explicó que el papa Francisco «considera necesario examinar en profundidad las causas y consecuencias, así como los mecanismos que han llevado en algunos casos al encubrimiento y a las graves omisiones hacia las víctimas».

El Vaticano precisa que se examinarán «abusos de poder, sexuales y de conciencia, ocurridos en Chile a lo largo de las últimas décadas».

«El punto central son las víctimas, siempre se puede reparar y caminar en la reparación hacia las víctimas», explicó por su parte a la prensa Ignacio González, obispo de San Bernardo.

No se excluye que el papa sustituya a varios prelados para abrir una nueva era de la Iglesia chilena, consciente del daño causado a la ya deteriorada imagen de la institución en ese país latinoamericano.

«No tenemos conocimiento de eso», adelantó Ramos, mientras González recordó que es una prerrogativa del papa nombrar, sustituir y remover a los obispos.

Pese a que el Vaticano adelantó que al término de las reuniones no divulgará algún comunicado, fuentes religiosas aseguran que el pontífice aceptará la renuncia de los religiosos Juan Barros Madrid, obispo de Osorno, Horacio Valenzuela, obispo de Talca, Tomislav Koljatic, obispo de Linares y del auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga, gravemente enfermo.

Los cuatro se formaron a la sombra del influyente Karadima en la acomodada iglesia de El Bosque en Santiago.

Tornielli estima que serán sustituidos también el cardenal Ricardo Ezzati, aprovechando el hecho de que cumplió la edad canónica límite, así como el nuncio apostólico o embajador del papa, Ivo Scapolo, quien decidió retirarse tras las críticas por su desastrosa gestión.

No se trata de la primera vez que un pontífice hace una purga de tal envergadura por casos de abusos sexuales. Juan Pablo II lo hizo en 2002 con la Iglesia de Estados Unidos y Benedicto XVI en 2010 con la de Irlanda.

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