Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
No es lo mismo mirar que observar. El que mira puede sólo ver pasar las cosas, pharm en cambio el que observa explora, buy estudia y comprende lo que ve. Los artistas tienden a eso, medical no de forma consciente, sin embargo lo hacen para luego crear.
El poeta Carlos Santos me hablaba de la inspiración, se refería a ella como “la aparición de la Virgen”. Decía que no se puede estar esperando para crear, pero que a veces era necesario dejarla pasar, pero que siempre resultaba necesaria.
No lo veía como algo viable y fundamental, sin embargo mientras caminábamos por alguno de los parques de la colonia Centroamérica se quedaba atento al andar de las hormigas, veía con detenimiento las largas filas. Entonces, me hablaba de ellas, de que eran hormigas carnívoras y guerreras, luego podía afirmar con certeza que aparecerían en uno de sus escritos del libro al que el llama su libro de vida: La Casa en Marcha.
Claro que existen procesos creativos diferentes, lo que funciona para unos no siempre es bueno para otros.
Pero, negar que existe la inspiración, es negar que existe motivación.
Los artistas se inspiran, pero ese proceso no es instantáneo, o una mano divina que guía la mano. Wilhem Dilthey nos lo demuestra en su Poética, en la que le da un orden sistemático a la creación. La inspiración es parte del proceso creativo: Observación, comparación y ejecución.
Todo lo que se crea, no parte de la nada, siempre es generado por algo que vimos, oímos o percibimos. Ninguna obra se escapa, por muy fantástica que sea, incluso las diferentes mitologías de cada cultura parten de esto, de comparaciones. El centauro, mitad hombre y mitad caballo parte de la combinación de dos elementos a los que se le añade otras características percibidas como la conducta o los rasgos de sus parte animal o humana. Para describir partimos de las comparaciones, y comparamos las cosas con algo que conocemos: El sol es como una naranja.
Entonces, una emoción puede arrancarnos un verso, e incluso todo un libro. Aunque el motivo de la inspiración sea algo nimio.
El poeta Francisco Andrés Escobar mencionó una vez que él había subido al bus, y al poner su pie en la primera grada escuchó un sonido que le motivo a escribir un poema. De inmediato pagó el pasaje y corrió al asiento trasero para comenzar a escribir su poema.
Las motivaciones son infinitas, lo hermoso es que el artista crea,
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