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Octubre 26/60: Golpe de Estado

Renán Alcides Orellana

Este lunes 26 de octubre/2015, see se cumplen 55 años del golpe de Estado que derrocó al presidente José María Lemus, find en 1960, terminando con la existencia del Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD), que  había sido fundado bajo liderazgo del ex presidente Oscar Osorio, el 1º. de diciembre de 1949. La muerte del oficialista PRUD dio paso a la fundación del Partido de Conciliación Nacional (PCN), en 1961, que continuaría con la hegemonía de los regímenes militares y sus prácticas represivas contra la población. Pero hoy, 54 años después de fundado, al PCN también le hicieron decir adiós…

El golpe de Estado contra Lemus, se consumó la madrugada del 26 de octubre de 1960. Su gestión se había convertido en despótica y autoritaria contra la población. Distinto a los anteriores golpes de Estado registrados en mi historia personal, en este contra Lemus mi participación como estudiante universitario, fue en los propios escenarios del suceso. Durante los últimos dos meses anteriores al derrocamiento, la actividad insurreccional en todo el país era intensa, correspondida con fuerte represión por parte del gobierno. La lucha universitaria recrudecía; la respuesta brutal del gobierno, también. Capturas, secuestros, prisión, tortura, destierro, muerte. Mis compañeros de toda la Universidad, todos sentíamos en carne propia la represión.

Varios fueron los intentos más fuertes para debilitar al régimen de Lemus. El 19 de agosto, una manifestación estudiantil fue reprimida. Era una multitud, entre estudiantes y numerosa población enardecida. La Escuela de Medicina, conocida como La Rotonda, en las proximidades del Hospital Rosales, fue cercada por las fuerzas represivas, dejando en su interior a muchos de los manifestantes que habían logrado ingresar. Parte del resto nos apretujábamos en la acera del antiguo Hospital Bloom, después convertida en Clínica Primero de Mayo del Seguro Social, que era la única fortaleza de defensa personal contra las golpizas y balas, para los que no pudimos ingresar. En el interior de La Rotonda continuaba la protesta, por medio de destacados oradores estudiantiles.

El ejército había echado mano del Cuerpo de Bomberos y del Regimiento de Caballería para desalojar a los manifestantes que, en gran número y sin haber podido ingresar a La Rotonda, permanecíamos en plena calle. La caballería no llegó a tiempo. Yo casi me encontré con ella por el centro de San Salvador, cuando huía hacia mi casa en San Miguelito. En cuanto a los bomberos, sus mangueras disparaban torrentes de agua contra los manifestantes, que se fueron dispersando hacia los distintos rumbos de San Salvador. El episodio no pasó a ser más que otra expresión de protesta, al comienzo de la recta final de la lucha contra la tiranía.

El 2 de septiembre, un nuevo enfrentamiento se dio en la Facultad de Humanidades de la Universidad de El Salvador y sus alrededores, en las proximidades de la entonces Central de Telégrafos. Mi aula de estudiante de Letras estaba ahí, en la segunda planta del edificio que daba al Garaje Mundial. Una visita posterior al lugar, ofrecía un panorama desalentador: mesas, escritorios y demás enseres estaban destruidos a machetazos, como si la saña bestial de la ignorancia hubiera logrado su propósito de destrucción.

La manifestación había surcado las calles y avenidas centrales de San Salvador, desde tempranas horas de la tarde. Como respuesta, la Facultad fue rodeada por una gran cantidad de efectivos del ejército, que intentaban eliminar a las autoridades y a los dirigentes estudiantiles. El Rector Napoleón Rodríguez Ruiz, el Secretario General, Roberto Emilio Cuéllar Milla y muchos estudiantes, fuimos blanco de la acción brutal con que se allanó esa noche el Alma Máter. Afuera el ambiente estaba enardecido. Las tropas del gobierno golpearon y asesinaron al estudiante Mauricio Esquivel Salguero, que a su vez era bibliotecario de la Universidad. Una jornada más en la lucha patriótica contra el régimen.

El 15 de septiembre, hubo un mitin conmemorativo de la fecha de la Independencia centroamericana en la Plaza Libertad, con participación de  intelectuales, estudiantes, obreros y la población en general. Y otra vez, las fuerzas policiales combinadas con el ejército cercaban y atacaban a la muchedumbre. La Guardia Nacional perseguía a los manifestantes por las distintas calles, pero estos repelían con piedras y gritos. Era la fuerza bruta, en actitud represiva  a las acciones patrióticas de un pueblo cansado de vejámenes y represión.

Una sola víctima mortal se reportó al final de la cruenta jornada. Un joven de apellido Rivas Guardado fue  muerto cerca de la antigua Lotería Nacional. Luego, se dio la retirada estratégica ordenada por la dirigencia del movimiento estudiantil. La consigna era buscar maneras de reagrupamiento para la nueva ofensiva, en espera del día final. Y el día llegó. La madrugada del 26 de octubre, José María Lemus huyó hacia Costa Rica, mientras el pueblo celebraba su triunfo. Y vino el cambio de régimen. El mando transitorio fue asumido por una Junta Revolucionaria de Gobierno, compuesta por los civiles René Fortín Magaña, Ricardo Falla Cáceres y Fabio Castillo Figueroa, y los militares Rubén Alonso Rosales, César Yánez Urías y Miguel Ángel Castillo.

Pero, el movimiento reivindicador de 1960 perdió fuerza  y poco a poco se  fue desarticulado, hasta ser reemplazado por otro grupo de militares y civiles. El 25 de enero de 1961, la Junta fue derrocada. Un nuevo golpe derechista, para otro gobierno de facto. El nuevo movimiento denominado Directorio Cívico Militar, integrado por los militares Aníbal Portillo y Julio Rivera, con el apoyo de los civiles Feliciano Avelar, Francisco Valiente y José Antonio Rodríguez Porth, asumió el mando. El Salvador continuaría bajo la hegemonía de gobiernos militares… (RAO).        

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