Por Paula Bustamante
Asunción/AFP
La Organización de Estados Americanos (OEA) realiza esta semana su 44° Asamblea General en Asunción, drugstore a la que asistirá el número más alto de cancilleres de los útimos años y que intentará probar su vigencia, cuestionada con el surgimiento de otros bloques de integración política y económica en la región.
La «Declaración de Asunción», que fija compromisos para mejorar la inclusión social, será firmada por todos los cancilleres presentes en la reunión que se llevará a cabo entre el 3 y el 5 de junio, adelantó a la AFP el viceministro paraguayo de Relaciones Exteriores, Federico González.
Pero la agenda de la Asamblea que ya tiene a su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, en la capital paraguaya, contempla temas que van desde la soberanía de las Islas Malvinas, el cambio climático y la lucha contra las drogas hasta los derechos de los pueblos indígenas.
El secretario general adjunto del organismo, Albert Ramdin, dijo el sábado que 28 cancilleres confirmaron asistencia, lo que convertirá a esta reunión en la Asamblea General de mayor nivel desde la celebrada en Honduras en 2009.
Ese año, el golpe de Estado contra el presidente hondureño Manuel Zelaya puso en evidencia las distancias ideológicas entre las naciones latinoamericanas que integran la OEA.
Países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador han cuestionado su legitimidad acusándola de dejarse manipular por posturas del gobierno estadounidense.
Esta vez los únicos gobiernos que enviarán una delegación de menor grado son algunos países pequeños y, precisamente, Estados Unidos, cuyo secretario de Estado, John Kerry, asistirá en Bruselas a la reunión del G7.
«La reunión de la OEA tiene por objeto evitar asuntos controvertidos» y por eso el tema de la pobreza es el único de consenso «entre gobiernos de izquierda y de derecha», dijo a la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de reflexión sobre América Latina en Washington.
Muchos bloques y pocas nueces
Desde que hace 23 años se creó el Mercado Común del Sur (Mercosur) como un bloque subregional integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruaguay -y más recientemente Venezuela-, América Latina intenta consolidar lazos formando otros bloques para definir posturas políticas y económicas independientes de Estados Unidos.
Así nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que incluye a Cuba pero no a Estados Unidos ni Canadá, y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
Analistas han señalado que la OEA vive su periodo de mayor debilitamiento, sobre todo por las divergencias en relación a temas críticos como la situación política en Venezuela y Cuba o la defensa colectiva de la democracia.
Chile, por ejemplo, que no es miembro pleno del Mercosur y promueve la Alianza del Pacífico -bloque integrado con Colombia, México y Perú-, es consciente de las diferencias regionales y quiere promover puentes de acercamiento durante la nueva gestión de la presidenta Michelle Bachelet.
Lo que «predomina hoy en América Latina es la diversidad» en política y en posturas económicas, consideró el canciller chileno, Heraldo Muñoz, en una entrevista al diario La Tercera divulgada el sábado.
Para Muñoz no se trata de hablar de fusión sino de un diálogo que promueva «puentes por sobre las diferencias de la región, por sobre esa diversidad, que es legítima», dijo.
Las manzanas de la discordia
Michael Shifter sostiene que «cuestiones cruciales como la crisis de Venezuela» y el combate a las drogas son temas clave que quedaron al margen de esta Asamblea «deliberadamente» porque «simplemente no hay consenso entre los gobiernos miembros de la OEA».
Otro punto que puede volver a encender la polémica es la reforma de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que países como Ecuador buscan que aumente el control de sus actividades por parte de los gobiernos y cambie de lugar su sede, actualmente en Washington.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha avanzado con miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) para que este asunto no quede en el olvido en Paraguay.
«Los países se están moviendo en direcciones distintas y es cada vez más difícil encontrar acuerdo en temas claves», dijo Shifter, quien calificó de «paradójico que hayan tantos nuevos grupos regionales y al mismo tiempo la región está más desunida que nunca, al menos en términos políticos».