César Ramírez
@caralvasalvador
En realidad una sociedad Offshore es un documento de constitución orgánica, ambulance el caso es que la nación que facilita estos artefactos es Panamá y su concreción en esa nación es legal.
El capitalismo usa estos instrumentos como una moneda de dos caras, recipe la primera con objetivos de seguridad financieras, respaldo de bienes, garantías de capitales en general en forma transparente, pero su cara oculta sirve para evasión de impuestos, lavado de dinero, transferencias ilícitas a terceros etc., para ello usan testaferros o peones documentales, que en esencia son falsos, puesto que esas personas son “prestanombres” y además formalizan una declaración corrupta. Si una sola offshore es potencialmente viciosa, una red de ellas con múltiples funciones tiene por resultado la transferencia de capitales “opacos”, por no afirmar “sucios”. Las multinacionales o las nuevas multilatinas usualmente cotizan en diferentes mercados de valores, pero sus filiales tienen offshore en terceros. Recuerdo a una empresa local transfiriendo millones de dólares para salvar una “operación en Suramérica”, – imaginen nuestra nación El Salvador transfiriendo millones de dólares hacia una tercera nación, sin rendir cuentas, sin control alguno y por cierto gracias al capital salvadoreño aquella operación sobrevivió- hemos observado a otras empresas cambiando la nominación de la sociedad anónima para evadir impuestos, algunas reportando pérdidas escandalosas etc., muchos de los propietarios o directores conocen estos procedimientos, curiosamente las autoridades también saben de estas irregularidades, es muy extraño que nadie las denuncie ¿será que a todos les conviene el negocio capitalista? Por ejemplo: a los accionistas sus dividendos, a los inversionistas recuperar capitales, al Estado la imagen abierta y permisiva de los consorcios, parece que todos ganan, pero los trabajadores reciben bajos salarios, el Estado no capta impuestos, el desarrollo económico es inalcanzable y podremos continuar otros treinta años de la misma manera, porque según parece “no son delitos”.
La cuestión principal es ¿cuál es el origen de los fondos de las famosas offshore?, en ese punto los bancos y el sistema financiero local debe actuar para identificar quienes son los ciudadanos con cuentas internacionales o entidades con esa capacidad en otras naciones, si recordamos el caso Finsepro-Insepro, así como otros casos recientes, las operaciones se realizaron por un banco local con filiales en una tercera nación, lo sorprendente es que solo las personas afectadas denunciaron ese atropello, la mayoría perdió “todo”, incluso las personas mayores los ahorros de su vida; ¿quién garantiza que en este momento no vuelva a suceder?. Parece que estas sociedades offshore han sido creadas con fines “opacos” unas para evadir impuestos, en un segundo o tercer plano para el lavado de dinero, finalmente si les otorgamos un criterio de duda, son utilizadas para garantizar sus legítimas propiedades (herencias, contrademandas, patrimonios, etc), pero éstas últimas son minorías, las autoridades del sistema financiero conocen las irregularidades, es tiempo de actuar, las denuncias internacionales nombran a presuntos implicados ¿son todos o acaso también la información es manipulada?.
Panamá es un destino Offshore, son suficientes $1,000 para constituirla, nadie se preocupa por investigar quienes las constituyen, investigar localmente es el desafío, aunque esas prácticas son conocidas hace décadas.
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